Al subir los atletas se escucha el bullicio, nadie repara en los terroristas venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo que ocupan asientos por veintiséis minutos: montan en Trinidad Tobago, colocan la carga explosiva y se bajan en Barbados antes de estallar en pleno vuelo el avión civil de Cubana de Aviación.
Los contratan para cometer esa monstruosidad los extremistas de origen cubano Luis Posada y Orlando Bosch, autores intelectuales del atentado.
Luego del despegue en el aeropuerto internacional Seawell, de Barbados, y ocurrir el incendio, los pilotos tratan de regresar a tierra, pero la aeronave envuelta en llamas permanece en el aire breves minutos hasta caer en las costas de la nación caribeña, aquel seis de octubre de 1976, hace 46 años.
Pierden la vida 73 pasajeros y tripulantes a bordo: 57 cubanos –entre ellos, el equipo nacional juvenil de esgrima ganador de todas las medallas de oro del recién concluido Campeonato Centroamericano de esa disciplina–,11 guyaneses –la mayoría estudiantes becados en Cuba– y cinco funcionarios coreanos.
Al dolor de los familiares se une el de nuestro pueblo, que jamás olvidará que detrás del horripilante crimen está la complicidad imperial (la Agencia Central de Inteligencia) demostrada por la protección e impunidad que ofrece el norteño país a quienes persisten en emplear la violencia con fines políticos.
En tal sentido, en el 2010 el Consejo de Estado –al amparo del Decreto-Ley No. 279– declara oficialmente el seis de octubre de cada año Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, en recordación del abominable sabotaje cometido en esa fecha de 1976.
En el discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel en el acto de despedida de duelo en la Plaza de la Revolución el 15 de octubre de 1976, subraya: “¡Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones; sus medallas de oro no yacerán en el fondo del océano, se levantan ya como soles sin manchas y como símbolos en el firmamento de Cuba; no alcanzarán el honor de la olimpiada, pero han ascendido para siempre al hermoso Olimpo de los mártires de la Patria!
“No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!”
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