Dos momentos en la historia de Cuba quedaron tatuados en la memoria del pueblo, aquel 28 de mayo de 1957: la masacre de un grupo de revolucionarios de la expedición del yate Corynthia que desembarcaron en la bahía de Cabonico cerca del municipio holguinero de Mayarí y el combate El Uvero, acción victoriosa para los rebeldes liderados por el joven abogado Fidel Castro Ruz.
El primer hecho revela la imagen de la bisoña tropa, guiada por Calixto Sánchez White,que marcha hacia la Sierra Cristal, segundo cordón montañoso del país, para abrir un nuevo frente guerrillero de lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Por una delación, fuerzas del esbirro Fermín Cowley sorprenden al agotado destacamento perteneciente al Partido Auténtico, lo ametrallan a mansalva y capturan a 16 de sus integrantes.
Durante su traslado a un supuesto enclave batistiano la radio anunció la “muerte en combate” de los 16 compatriotas. Momento después de la falsa noticia, los amarran con alambres de púas y ametrallan bestialmente. Así mueren 16 de los 27 expedicionarios del yate Corynthia.
Enterado del desembarco Fidel, que desde el dos de diciembre de 1956 está en Cuba con idéntico fin y comanda el Ejército Rebelde, ordena atacar la guarnición El Uvero, con la intención de contribuir a la victoria de los nuevos guerrilleros, pero cuando inicia la batalla ya los jóvenes del Corynthia están prisioneros.
Resulta una decisión difícil, explica el propio Comandante en Jefe en su reflexión Un esclarecimiento honesto publicada en el periódico Granma el primero de junio de 2012, pues la fuerza rebelde aunque reforzada con una columna de 50 hombres armados y ducha en emboscadas y acciones sorpresivas aún no poseía la experiencia que muestra más adelante.
Pero prima el sentimiento de hermandad con los que habían venido a luchar por la Patria, aunque pertenecieran a otro partido político. Los analistas la consideran una determinación patriótica, ética y solidaria.
El combate El Uvero resulta un ataque frontal de grandes proporciones a la luz del día contra el fortín enemigo y luego de casi tres horas de fuego intenso los “casquitos” se rinden.
Fue una victoria significativa, a pesar del dolor por las pérdidas de compatriotas, a lo que se suma el conocer de la masacre de los miembros del Corynthia.
Las fuerzas rebeldes sufren siete bajas mortales y ocho heridos, mientras que el enemigo pierde 14 hombres y computa19 heridos.
A 66 años de aquella arremetida a ese cuartel de la dictadura , el pueblo cubano jamás olvidará su trascendencia histórica y menos aún a los expedicionarios del Corynthia asesinados, ni a los caídos bajo las balas enemigas en El Uvero, porque para nosotros no han muerto, viven en cada obra de la Revolución.
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