RIQUEZA ATESORADA POR LAS FLORES SILVESTRES

Con nuestra reina de las abejas

Cooperativa apícola proyecta minindustria para su desarrollo. La universidad gestiona ese propósito y lo vincula al desarrollo local. Miel y otros productos elaborados por las abejas, incrementarán oferta a la población.

“Crear una minindustria marcará un nivel superior en el desarrollo de nuestra entidad”, asevera Tania Hurtado, presidente de la cooperativa apícola
Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

Cuando me recibió en su apartamento, sobre las seis de la tarde, Tania Hurtado Echemendía, todavía acusaba el cansancio de una extensa jornada. Había encabezado –como tantas veces, en su condición de presidenta de la Cooperativa– la colecta a las colmenas del sur, una de las áreas “desde 1979 hasta la fecha, con más alto potencial melífero”, como me dijera luego, describiéndola.

Su colectivo,la Unidad Básica de Producción Cooperativa Arcadio Martín Rodríguez, compuesto por 25 trabajadores, radica a la entrada del poblado Julio Antonio Mella (Vaquero). Y aunque se subordina localmente a la Empresa Agroforestal, “es una UBPC Apícola, que responde al Estado, tributa a la exportación del país y tiene autonomía en su gestión”.

Este último, autonomía en su gestión, un detalle que avala la buena salud de las formas cooperativas de producción; para nada desfasadas con los momentos actuales. Lo constatan nuestros apicultores a lo largo de los últimos tres años, con afectaciones climatológicas similares a las de la agricultura, más la entrada de dos plagas que “afectaron al 60 por ciento de las colmenas. Y eso nos obligó a potenciar las que logramos salvar, incrementarlas hasta las 2555 actuales y estar hoy en condiciones de acometer un plan de 96,2 toneladas de miel, 2307 kilogramos de cera y 57 kilogramos de propóleo”.

Un propósito que marcha según lo previsto, aunque no depende solo de esfuerzo y dedicación sino, y de manera principal, de la floración en una u otra zona, porque no todas las melíferas lo hacen al mismo tiempo ni abundan por igual.

“Todo es trabajo de equipo –precisa esta especialista en Contabilidad, técnica en Agronomía–, mis compañeros tienen experiencia; de ellos, en 22 años, he aprendido mucho, sobre todo en la actividad directa con las colmenas en el campo. El trabajo es duro y abnegado, pero no te puedes cansar”.

El suyo es uno de los colectivos más estables dentro del territorio. Quienes lo integran “se sienten estimulados. Están vinculados a su producción, con salarios de hasta 10 000 pesos. Además, se nos pagan 600 en MLC por cada tonelada de miel que van para el desarrollo de la cooperativa y la estimulación de los trabajadores: comprarles artículos, herramientas, piezas y agregados para el transporte, módulos o suplementos alimenticios… Incluso motorinas, en dependencia de lo que se apruebe en Asamblea de Trabajadores”.

Hay vitalidad en la manera de hacer cooperativista, goza de muy buena salud allí donde es aplicada como lo está haciendo la apicultura pinera. Sus resultados y la estabilidad de su colectivo lo demuestran.

Pero, como debe ser, no están conformes, buscan mayores resultados y están enfrascados también en un proyecto que debe afianzar el desarrollo de su entidad: la creación de una minindustria apícola. Lo patrocina la Universidad y procura elaborar las materias primas hasta darles la máxima calidad comercial –lo cual se hace, hasta ahora, fuera del Municipio–: “donde se envase la miel con su denominación de origen, hacer velas, propóleo, polen seco, pan de abejas(el panal) y otros derivados para su comercialización dentro del territorio”.

Entonces –y se esfuerzan para que sea lo antes posible–habrá estabilidad, hoy rebasada por la demanda, en las ofertas propias de la Tienda de la Miel, que radica en el bulevar de Nueva Gerona. Para eso se trabaja.

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