Han pasado ya 65 años de su histórica visita al territorio pinero en 1959, pero aquella afirmación de Camilo Cienfuegos aquí apenas semanas después del triunfo de la Revolución, aún la recuerdan quienes le oyeron expresar con su optimismo de siempre: “…Fidel va a cambiar tanto Isla de Pinos que ni ustedes mismos la van a conocer”.

Con palabras de pueblo y ante una multitud congregada a su alrededor, definía así el Héroe de Yaguajay, aquel martes 17 de febrero de 1959, en la céntrica calle Martí, el despegue de una región antaño olvidada y abandonada a su suerte.
El Comandante arriba al territorio recién llegado de EE.UU., donde cumpliera una misión del Ejército Rebelde, para contrarrestar allá las campañas difamatorias contra los barbudos combatientes.
Llegó al aeropuerto en las primeras horas de la mañana, acompañado por tres integrantes de la columna invasora, entre quienes estaba Roberto Sánchez Bartelemy, que luego de combatir junto al Che en el Congo, cumple diversas misiones en la transformación augurada aquí.
¿Qué premura traía Camilo que, además de no avisar de su llegada, ni siquiera espera vehículo y va a pie hasta Presidio Modelo?.
SE METIÓ ALLÍ ENTRE LOS PRESOS
Su propósito no estaba ajeno a la compleja situación de las semanas posteriores a la victoria, en que la Revolución tuvo que hacer grandes esfuerzos para consolidar la unidad y enfrentar la hostilidad imperial.
Una vez más Camilo era el jefe capaz de encarar –por su lealtad y madurez política– momentos difíciles, como lo fue el quebrantamiento del orden por parte de los presos mayoritariamente comunes y cuyas manifestaciones reflejaron incluso órganos de prensa nacionales.
Tales acciones estaban promovidas, al parecer, por la errónea creencia entre los elementos antisociales de que la Revolución significaría su liberación, y el hecho también de que en la jefatura del penal aún existieran elementos vinculados con la derrocada dictadura.
“Fuimos a dos circulares llenas de insubordinados. Y Camilo se metió allí entre los presos –me precisa antes de fallecer Sánchez Bartelemy, al que el propio Héroe de Yaguajay le puso Lawton–, les habló, les dijo que toda la gente negativa del ejército anterior se iba a sustituir; les pidió que confiaran en la Revolución y los presos confiaron… se aplacó la situación”.
Después se encamina hasta la Estación de Policía, situada en un extremo del entonces edificio del ayuntamiento, hoy Museo Municipal, y nombra oficialmente al frente de la misma a un miembro del Ejército Rebelde. Conversa con los trabajadores del entonces gobierno local, y apenas la población advierte su presencia lo rodea y sigue tras él cuando continúa caminando por las calles de Nueva Gerona, risueño y saludando a cuantos lo aclamaban a su paso. Particularmente emocionante fue su espontáneo encuentro con los niños después de almorzar en el bar Virginia.
Particularmente emocionante fue su espontáneo encuentro con los niños en la acera de calle Martí y 24, que allí lo rodearon, y con ellos jaranea con naturalidad, como si los hubiera conocido de siempre, después de almorzar en el antiguo bar Virginia, situado enfrente, donde, para mayor simbolismo, se sentó donde lo hacía la madre de Fidel cuando venía a visitarlo a Presidio, según rememora Antonio García, Pancho, quien le sirviera durante su estancia allí.
UNA DE SUS PRIMERAS TRIBUNAS
Pero esa tarde fue escenario, además, de uno de los momentos en que se expresa la más sincera evocación a José Martí, cuando saca tiempo para visitar El Abra, donde viviera el joven revolucionario en 1870.
Junto a su firma en el libro de visitantes, está como testimonio de su paso por allí el recuerdo dejado a este periodista por quien lo guiara: Amelia Pérez, nuera de José María Sardá, el catalán bienhechor de Martí. Camilo –relata– era muy simpático…, “vino solo en un yipi y después de saludarnos con mucho cariño, recorrió emocionado varias partes del museo…”.
Ya traía Camilo en su mente, inseparable de su vivo homenaje al Apóstol, la aspiración de verdadera “justicia social, política y económica”, que plasmara por esos días en entrevista de la revista Bohemia.
LA OTRA INVASIÓN
Por eso no fue nada casual que se le denominara Camilo Cienfuegos a la Agrupación Básica de Producción creada en 1962 con carácter territorial, que luego se le llamó Agrupación Agropecuaria Estatal con el nombre del Héroe y también Plan Especial Camilo Cienfuegos, que dirigiera las bases de la nueva agricultura pinera.
Y una de las más importantes columnas de movilizados de distintas partes del país para asegurar la fuerza de trabajo necesaria y acelerar la transformación por él vaticinada y perfila Fidel personalmente, recibe por nombre Seguidores de Camilo y Che, para enrumbar la marcha al influjo de su indetenible invasión al futuro.
Ese importante refuerzo comienza sus labores el 27 de agosto de 1967, con más de mil 100 integrantes, gran parte mujeres, que laboran más de 12 horas diarias con espíritu comunista, superiores conceptos organizativos y la voluntad de continuar las obras hidráulicas iniciadas y emprender nuevos frentes de desarrollo. Ya en 1973 se habían concluido 12 embalses de agua con capacidad de 179 400 000 metros cúbicos y tres potentes estaciones de bombeo con 134 Km. de tuberías soterradas.
Su nombre irrigó y alentó el vertiginoso avance operado en las ramas agrícola, ganadera, industrial, constructiva y edificó numerosas escuelas y otras obras de carácter social.
La visita de Camilo fue exponente, además, de su acelerado desarrollo ideológico. Y el cambio que auguraba para la segunda ínsula cubano, continuaba la idea por él expresada días antes, en que llamó “a hacer la verdadera revolución”, y convertía al territorio en una de las primeras tribunas del rasgo principal de su pensamiento: su conciencia de la transformación radical del proceso, que aquí tendría ingenioso desafío al bloqueo del gobierno yanqui.
Por eso en la condena mundial que por estos días se realiza al cerco económico, está él, con su audacia de siempre, riéndose del imperio.
El Comandante de Pueblo, como también se le llama, anda aún por la Isla que, apellidada de la Juventud en 1978, sigue su paso invasor conquistando horizontes y sueños con Fidel al frente.
(*) Colaborador