A la entrada de la escuela primaria Magaly Montané Oropesa, en La Fe, resalta la escalera de bienvenida, lo primero a la vista del visitante. Toda llena de adornos, macetas y plantas. Confeccionados a partir de materia prima que no fue recogida en su momento y se le encontró otro destino, no solo ornamental. Interesante resultado de uno de sus veintitantos proyectos educativos, este denominado Reciclar para Crecer.

“Tenemos convenio con la Empresa Recuperadora de Materias Primas -nos entera Marelis Frómeta Terrero, bibliotecaria y guía base de Pioneros en este centro-. Y como acuerdo a cumplir por ambas partes, está que en la tercera semana de cada mes ellos recogerían lo acopiado por los pioneros”.
La convocatoria al colectivo se hace en el matutino, y al otro día, “…son los mismos niños quienes, a partir de lo aportado, realizan la clasificación según nos pide la empresa recuperadora: cartón, papel, vidrio, latas de cerveza o refresco, hierro… de todo nos traen”.
Se concreta así un objetivo docente: aprender los valores que entraña la materia prima para la economía y desarrollo del país.

Pero por dificultades en la coordinación o el transporte, la recogida no siempre se realiza a tiempo por la entidad recuperadora. Y lo aportado por los niños tendería a convertirse en foco de vectores si no fuera porque “…no la dejamos acumular y enseguida se le da otro destino, el reciclaje interno”.
John Samuel Betancourt Andino, alumno de cuarto grado, quien se ha destacado en tal sentido, nos esclarece, “… la convertimos en guardacanteros del huerto, en macetas para sembrar plantas en interiores, en adornos… En fin, lo que se le ocurra a cada cual. Y se hace con mucha alegría, sabemos que al reciclar estamos aportando valores y nos estamos cuidando a nosotros mismos porque evitamos la trasmisión de enfermedades”.
“Transformamos esa materia prima -agrega otra destacada en el reciclaje, Martha Haydee Medina Rives, también de cuarto grado- y le damos nuevos usos, como juguetes, colgantes, sonajeros… regaderas de agua, y las más pesadas, como los balones de gas, se convierten en pasamanos de escaleras. En el exterior, ruedas de gomas como parterres de flores… hasta lavabos tenemos en los jardines que usted los ve y le cuesta creer lo que fueron antes de llegar a Magaly”.

“El acopio de materia prima -concluye la guía base- siempre trae la expectativa ecológica del ¿vendrán o no vendrán a recogerla? En cualquier caso, para este colectivo nada resulta desestimulante. Si no pueden venir, le buscamos nuevo destino. Pero amontonada en un local, convertida en foco de vectores…afectando al medio ambiente… ¡nunca!”.