
Los pintores de la antigüedad fabricaron sus propias pinturas, muchas de tal calidad que han llegado hasta nosotros. Usaron siempre lo disponible en la natura. Hoy, mucho de aquel saber se ha perdido. Y hasta resulta raro que alguien, todavía, esté empeñado en hacer pinturas, como el caso de Manuel Jiménez Cuba, un jubilado santafeseño. Integra la tropa de choque cuentapropista, ese grupo abre camino que logra cada día mayor espacio en la sustentabilidad e independencia de nuestra economía.
“No tenía experiencia en este tipo de producción artesanal –responde y explica–; fue una necesidad laboral que tuve a comienzo de los ’90, entonces me acerqué a los compañeros de la Calera, les pedí ayuda y me enseñaron a producir la cal”.
Desde entonces no ha parado de elaborar un componente tan esencial, imprescindible para la construcción de viviendas como las del casco histórico de Nueva Gerona, donde no hay una cabilla ni un gramo de cemento. Tienen más de 150 años, y sus columnas y paredes se conservan mejor que las de ahora, sin grietas ni desconchados del repello. Experiencia que nos convendría retomar.
“La materia prima es la recortería de mármol y la adquiero a través de contrato con la empresa correspondiente. La madera para quemarla en el horno es la casuarina; se autoriza su corte porque es una planta invasora. En la producción de cal resulta la de mejor calidad, aporta muchas calorías, sobrepasa incluso los 2 000 grados, necesarios para calcinar esta piedra”.
Hasta aquí todo son ventajas: “El metro cúbico de mármol cuesta unos 100 pesos o poco más, y la casuarina no la cobran ni hay que pagar la guía de corte”.
Pero… “la carga de mármol para un camión, y los dos viajes de madera necesarios para cada quema suben los gastos a unos 30 000 pesos, o más”.
Manuel usa pigmentos naturales, propios del territorio, y algunos que logra importar de otras provincias. Las gestiones realizadas con empresas pineras para obtenerlos aún no dan resultados; por eso “…me interesa vincularme a una con posibilidades de facilitarlos, eso abarataría los costos. Nada gano con tener cantidades de pintura si los precios no la acercan al comprador”.
En cuanto a la calidad de su mixtura, este trabajador por cuenta propia, revela: “No es solo cal, tiene carbonato de calcio como fijador y cubrimiento; la cal sola, se cae y no es tan espesa como para impregnar las superficies de manera adecuada”.
Tener los centros de trabajo o educacionales pintados, así como las viviendas, es posible; da sensación de limpieza y alegra el entorno donde convivimos. Mejor si podemos hacerlo con pintura propia, de calidad y a precios asequibles. Nos permitiría repintar cuando sea necesario. Está la experiencia y no escasean los componentes materiales. Falta solo sumar voluntades. Somos, en consecuencia, un territorio cada vez más… hermoseable.