Encantados quedan los viajeros con la belleza del montañoso paraje, el río, las vistosas aves y la impronta de los habitantes del asentamiento Cinco Palmas quienes solícitos los conducen al sitio sagrado donde se funden en un abrazo los inseparables hermanos Fidel y Raúl, el 18 de diciembre de 1956.

Cada lugareño a su estilo narra al visitante detalles del rencuentro en la finca El Salvador, de Mongo Pérez, donde agrupadas como los dedos de las manos, crecen cinco palmas que también son testigo de la frase profética llena de esperanza para los más humildes dicha por el Máximo Líder: “Ahora sí ganamos la guerra”, al contar los hombres y las armas a su alcance.
Fidel tiene la certeza de conseguir la victoria si llegan a la Sierra Maestra: “Si salimos, entramos, si entramos, llegamos, si llegamos, triunfamos”, aunque en un primer momento lo impiden sucesos adversos, por ejemplo: la red de recepción no funciona según lo previsto por la difícil circunstancia del desembarco con dos días de atraso de los 82 expedicionarios del yate Granma por una zona cenagosa en Las Coloradas, tampoco puede auxiliar ni señalar la ruta de menor riesgo a los revolucionarios.
Los expedicionarios avanzan por una geografía abrupta con sed, hambre, cansancio. Tres días después, con el sorpresivo ataque de las fuerzas de la tiranía a la bisoña columna rebelde, mientras acampaba en las cercanías de Alegría de Pío, ocurre su bautismo de fuego.
Tres revolucionarios mueren en medio del tiroteo y 79 consiguen retirarse en 28 pequeños grupos que pasan graves vicisitudes, perseguidos por la soldadesca enemiga que desata una cacería encarnizada y asesina, hiere o captura a muchos de sus integrantes en los días siguientes.
El 21, llegan Juan Almeida, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés y tres compañeros más sin sus fusiles a la propiedad de Mongo Pérez.
Se recibe el 23 ayuda del Movimiento 26 de Julio consistente en balas, dinamita, armas, noticias y libros; a su vez, Fidel ordena la recogida del armamento que los tripulantes habían dejado antes de reagruparse, lo que se cumple exitosamente, además envía mensajes a Frank País García y Celia Sánchez Manduley– decisivos puntales en el sostén de la lucha guerrillera– por intermedio de la red campesina de apoyo a los expedicionarios conducida por Crescencio Pérez Montano y Guillermo García Frías.
Celia aglutina a pobladores de Manzanillo, Niquero, Campechuela…, y familias campesinas de raíz patriótica; en tanto, Frank envía un refuerzo de más de medio centenar de combatientes, armas, parque, ropa y otros medios, así surge el combativo Ejército Rebelde.
Antes de abandonar la finca del Purial de Vicana, los combatientes se acercan a la casa del generoso campesino. Fidel entra en el comedor mientras los demás esperan al fondo. Al poco rato los llama. Sobre la mesa hay un papel redactado por el Máximo Líder de reconocimiento a Ramón Pérez por su valiosa complicidad que leen y firma cada uno.
“La ayuda que hemos recibido de él y de muchos como él en los días más críticos de la Revolución es lo que nos alienta a seguir la lucha con más fe que nunca, convencidos de que un pueblo como el nuestro merece todos los sacrificios. No sabemos cuántos de nosotros caeremos en la lucha, pero aquí quedan las firmas de todos, como constancia de infinito agradecimiento”, así lo manifiesta en uno de los párrafos del escrito.
El puñado de sobrevivientes con Fidel Castro Ruz al frente sin desfallecer su voluntad de vencer, ni renunciar a sus justos y nobles principios, cerca del mediodía del 25 de diciembre parte rumbo a la Sierra Maestra.
La guerra de liberación abarca a todo el país, tanto en las zonas rurales como urbanas. Solo dos años más tarde de aquel rencuentro la predicción se cumple: el accionar guerrillero con el respaldo del pueblo urgido de alcanzar la verdadera emancipación liquida al ejército desmoralizado de Fulgencio Batista, supuestamente invencible.
El triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959 le da la razón a Fidel y a una generación rebelde y gloriosa que la historia convierte en miles, en millones.
A 68 años de aquel abrazo victorioso en Cinco Palmas, este se multiplica en la unidad de nuestro pueblo batallador y el accionar del IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, celebrado este 12 y 13 de diciembre de 2024 con la presencia del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana. Allí también estuvo Fidel.
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