Hay insuficiencia en el abasto de agua a la Cuna del Sucu Suco, y no es por bajo nivel de los pozos que la suministran. Entonces, ¿cuál es el motivo? Para encontrar respuesta entrevistamos a Luz María Leyva Sánchez, quien representa a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (HidroIsla) en este poblado.

“Los repartos Ángel Alberto Galañena (Panel 1) y Comandante Pinares (Panel 2) tienen una sola estación de bombeo trabajando
–responde– y esa, el pozo F-94, presenta problemas técnicos… tiene un tubo defectuoso y no tenemos, de momento, la posibilidad de sustituirlo. No puede ser un tubo cualquiera, debe corresponderse con las características del manto freático y estos demandan calibres y dimensiones específicas”.
Sin este problema mecánico, como se conoce por sus antecedentes, el F-94 abastece a los paneles con suficiente presión. Sobre todo, cuando tiene el apoyo del F-62, uno de cuyos ramales se le entronca como refuerzo “… pero ahora desactivado, tiene su bomba sumergible quemada y se envió a La Habana para enrollado y reparación”.
La falta de este pozo ayudante afecta también a otras partes del poblado donde se hizo una gran inversión que sustituyó con tuberías plásticas a las antiguas pero que, hasta ahora, y por tal motivo no brindan el servicio esperado.
“¿Qué afectan a los paneles?, –agrega Luz María–, tenemos también fuera de servicio al pozo F-25. Hace años perdió la bomba, pero nunca se repuso. En resumen, de tres pozos que cubrían esa área, tenemos dos inoperantes. Y el que trabaja, lo hace casi a media máquina”,
No es el único problema.
La reparación de bombas sumergibles, que antes se hacía dentro de la Isla, ahora está centralizada en La Habana y “…en ese taller hay bombas de todas las provincias, esperando turno. Entre tantas con igual problema, no tenemos prioridad”.
Para quienes, como Luz María Leyva, tienen el deber de suministrar agua potable a la población de La Fe, esta falta de recursos les obliga a dirigir esfuerzos a situaciones puntuales.
“En una cuadra más arriba de nuestro policlínico, tenemos un salidero permanente en medio de la calle. La tubería está podrida y la hemos remendado… con ligas, ¡ni sé cuántas veces! Pero los carros pasan, rompen el empate y vuelta a lo mismo, un chorro que ni un manantial. Y le roba presión al F-94 que, como ya dije, está a media máquina”.
Allí la solución obligada es profundizar la tubería, amarrar con ligas y enterrarla hasta donde el paso de vehículos no afecte tanto.
Otro problema, entre los grandes, queda en La Fe: a la cisterna que surte los edificios 23 y 24 del Panel 1, apenas entra agua ni siquiera el día alterno.
“No lo hemos resuelto todavía –concluye la directora de la entidad en el poblado– porque carecíamos de la tubería necesaria para entroncar esa cisterna con la línea que surte a La Arrocera. Ayer localizamos una tubería conveniente, en desuso, la que llevaba el agua al caserío La Aurora. La sacaremos y con ese tramo… solo necesitamos unos 150 metros, queda resuelto el problema. Con los conectores que lleva, abrazaderas y llave de cierre, no hay problemas; los tenemos en almacén”.