Abraham Lincoln y la misión a Cuba

Abraham Lincoln posa para el fotógrafo Alexander Gardnerel, 5 de febrero de 1865. Foto: Cortesía del autor.

Abraham Lincoln es una de las personalidades más conocidas en la historia de los Estados Unidos. Su biografía y gestión presidencial son estudiadas por investigadores y admiradores en todo el mundo.

Entre otras razones, es recordado por su profundo pensamiento político y antiesclavista, por mantener la unión en el país, así como por su honestidad y transparencia.

El hijo de campesino

Lincoln nació el 12 de febrero de 1809 en una cabaña en el condado de Hardin, Kentucky, y fue el hijo menor de Thomas y Nancy Hanks Lincoln. Su infancia y juventud estuvieron marcadas por la pobreza y las dificultades.

Perdió a su madre cuando apenas contaba con diez años y desde bien joven tuvo que trabajar para ayudar al sustento familiar. Creció en un ambiente profundamente religioso y apenas pudo estudiar. Años después reflejaría en sus memorias:

(…) cuando llegué a la mayoría de edad no sabía mucho. Aún así, de alguna manera, podía leer, escribir y cifrar… pero eso era todo.

En 1828, viajó en una barcaza con productos agrícolas por el río Misisipi hasta Nueva Orleans, Luisiana. Esa fue su primera visita a una gran ciudad y sería muy importante para el futuro político, ya que presenció las condiciones inhumanas que padecían los negros esclavos, lo que lo hizo tomar conciencia sobre su situación.

En 1830, para evadir problemas económicos y de salud, Thomas Lincoln mudó la familia hacia Illinois. Allí el joven Abraham continuaría laborando en la granja familiar, cortando rieles para cercas y manteniendo varios almacenes en New Salem, Illinois. Mientras, en su tiempo libre realizaba extraordinarios esfuerzos para adquirir conocimientos.

En 1832, abandonó la granja familiar y se unió a la Guerra del Halcón Negro contra los nativos indígenas, donde alcanzó los grados de Capitán. Después de la guerra, estudió derecho, e hizo campaña para conseguir un escaño en la legislatura del estado de Illinois. Si bien no fue elegido en su primera candidatura, Lincoln perseveró y obtuvo el cargo en 1834 como representante del partido Whig. Dos años después se graduaba como abogado.

Luego de un mandato en el Congreso de 1847 a 1849, se unió al partido Republicano en 1856 y a la controversia de ese momento sobre el sectarismo. Una serie de acalorados debates en 1858 con el senador Stephen A. Douglas, con respecto a la esclavitud y su lugar en los Estados Unidos, convirtió a Lincoln en una figura prominente en la política nacional y contribuyó a su nominación para presidente en 1860. Ello enfureció a los políticos prominentes de los estados sureños.

En 1860, Lincoln se enfrentó a un Partido Demócrata profundamente dividido. Las principales políticas de su agenda, además de la esclavitud, abordaban la construcción de un ferrocarril transcontinental y los derechos de los inmigrantes, entre otras. Lincoln fue dejado fuera de la boleta electoral en varios estados sureños y en otros nueve no recibió ningún voto. Por ello fue el primer presidente en la historia del país en ser elegido con menos del 50% de los votos.

Su elección puso en peligro la unidad del país, ya que incitó al sur a separarse. En cambio, consideraba que su principal deber era preservar la Unión a cualquier costo.

Durante su presidencia enfrentó la crisis más grave en la historia de los Estados Unidos, que fue la Guerra Civil. Emitió la Proclamación de la Emancipación en 1863 declarando la libertad de los esclavos en los estados del sur. Promovió la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución, que abolió la esclavitud en todo el país.

En 1864 fue reelegido, poco después de la rendición de las fuerzas confederadas, pero apenas pudo disfrutar del periodo de paz, pues fue herido mortalmente el 14 de abril de 1865 por un simpatizante de los estados confederados, mientras presenciaba una obra en el teatro Ford en Washington.

Lincoln y su relación con Cuba

Por coincidencias históricas, los dos presidentes asesinados en la historia de los Estados Unidos habían enviado días antes de morir emisarios con misiones secretas a nuestro país.

El conflicto en los Estados Unidos y la política antiesclavista de Lincoln no fueron ajenos para los cubanos. Durante el periodo que duró la guerra el presidente puso su mirada en varias ocasiones sobre la Isla.

Cuando la contienda se acercaba a su fin, Lincoln envió hacia Cuba una pequeña delegación encabezada por el subsecretario de la Marina e integrada por uno de sus más íntimos colaboradores, su secretario John George Nicolay. La comitiva zarpó de Estados Unidos a finales de marzo de 1865 y desembarcó en La Habana en la primera decena de abril.

John George Nicolay sentado junto al presidente Lincoln. Foto: Cortesía del autor.

Según varios investigadores norteamericanos, la misma cumplía una misión oficial. Lo cierto es que se sabe muy poco sobre la estancia de la delegación en Cuba –así lo imponía la naturaleza de las relaciones entre la Isla y los Estados Unidos– salvo los relatos contenidos en los manuscritos que se conservaron de Nicolay, lo cual lógicamente no refleja lo esencial.

En las múltiples observaciones que realizó del país no pasó por alto la situación de la esclavitud en Cuba, en especial en Matanzas, donde presenció los “siniestros ergástulos” donde dormían los esclavos, así como el férreo trato de los mayorales.

De regreso a los Estados Unidos, el secretario del Presidente participó en varios actos, en las diferentes escalas que realizó el barco, con motivo del fin de la guerra, y presenció la alegría de la población, principalmente la negra. La muerte de su entrañable jefe la conocería el 16 de abril al tocar el puerto de Cabo Henry.

Con la muerte de Lincoln se perdía el principal símbolo de la lucha por la igualdad y la libertad de todos los hombres. Su muerte tuvo un profundo impacto en el mundo y en especial en nuestro país. José Martí –según su propio testimonio– estuvo entre los jóvenes que usó un crespón negro en señal de luto.

El pensamiento antiesclavista de Abraham Lincoln tuvo un profundo impacto entre los revolucionarios cubanos que en 1868 se alzaron en armas, así como fue un referente de José Martí en su prédica revolucionaria, quien aseguró que: Por dos hombres temblé y lloré al saber de su muerte, sin conocerlos, sin conocer un ápice de su vida: por don José de la Luz y por Lincoln.

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