Belmary, ejemplo de calidad

Afinar el desempeño de una mipyme tiene sus tuercas y contratuercas,sin embargo es este el tipo de desafíos que motivan a Ángel González Romero. Con larga experiencia al frente de las inversiones de empresas e instituciones del municipio, tiene a su cargo ahora a la microempresa Belmary, especializada en construcción, término amplio que conviene definir.

“Para nosotros es prioridad hacer las cosas bien, y trabajar con productos de calidad”, asegura Ángel González Romero / Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

En este caso, “atendemos todo lo concerniente a inmuebles –precisa González Romero–. Vamos desde el levantamiento a partir de las zapatas hasta su pintura o reparación, pero siempre buscamos cuál opción puede resultar más ventajosa y económica para el cliente. Se la sugerimos e insistimos en ello. Los recursos son pocos y a todos conviene darles el empleo más juicioso”.

Hasta el pasado agosto las cosas no marchaban muy bien para Belmary, mas hoy el panorama es diferente, presentando una economía solvente. Ello se demostró al concluir recientemente su primer control fiscal, efectuado por la Oficina Nacional de Administración Tributaria (Onat).

“El control fue muy bueno. Nos enseñó a trabajar con el tema de los aportes y prestar mayor atención a detalles en la organización. Algunos pequeños errores que arrastraba el fundador de la mipyme de cuando fuera Tcp fueron resueltos durante la inspección. El mayor logro que podemos exhibir ahora como empresa es la solvencia de nuestra economía. No necesitamos crédito  bancario y recibimos la calificación de Muy Bien en este control fiscal, estamos muy satisfechos”, asegura Ángel.

Pero este resultado no es más que el reflejo del arduo trabajo que se realiza día a día en pos de brindar un mejor servicio.

“Para nosotros es prioridad hacer las cosas bien, por ello insistimos en trabajar con productos de calidad. Hoy contamos con un contenedor de pintura para exteriores e interiores de la mejor calidad y con una amplia gama: azul, amarillo, verde, salmón, marfil, entre otros, certificada por los laboratorios internacionales de Mariel”, acotó.

Una particularidad que llama la atención sobre esta unidad es la manera de manejar su patrimonio –a partir de lo que han implementado como política empresarial–, pues en sus transacciones evitan el manejo de efectivo.

“Por ahora tratamos de trabajar solo con empresas. No digo que no nos abramos en algún momento a otros servicios, pero es muy complicado el trabajo con particulares, y en ocasiones problemático.  Yo opto por que el dinero entre al Banco, de cuenta a cuenta y así priman la transparencia y garantía de su procedencia.

“Prefiero aportar lo que nos corresponde al Estado de manera limpia, sin caer en los vericuetos de las evasiones fiscales que a veces ocurren cuando hay dinero en mano, eso es cosa de gente que se cree inteligente y no lo es. El dinero efectivo es el peor consejero que se pueda tener”.

No todas las micro, pequeñas y medianas empresas pueden ajustarse a la línea que, para sí, se ha trazado Belmary, pues se mueven en otros escenarios y sus servicios son prestados de forma directa a la población, que paga en gran medida con dinero en efectivo; pero a todas conviene moverse en el ambiente más transparente y ser celosas en el cumplimiento de sus aportes al Estado. De ello depende que tengamos mayor solvencia para enfrentar las múltiples necesidades del momento actual,  incrementadas por el encarecimiento de los insumos en el mercado internacional.

Belmary es ejemplo de que se pueden hacer las cosas bien y al propio tiempo ser solventes y obtener beneficios, el resto es cuestión de responsabilidad y dedicación a cumplir con el objeto social.

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