Acerca de una descabellada intromisión

Foto: Tomada de Internet

Este 19 de julio el Municipio Especial celebra el aniversario 44 del triunfo del Frente Sandinista para la Liberación Nacional, materializado el 19 de julio de 1979, con lo cual se puso fin a décadas de dictadura de la familia Somoza.

A Cuba y Nicaragua los unen lazos entrañables de luchas de independencia y de liberación nacional, por eso hoy se impone en cada espacio hacer una retrospectiva de ese triunfo auténtico, genuino y popular del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Con el cual Nicaragua alcanzaba el anhelado sueño que todos los países latinoamericanos reclamaban: el sueño de Bolívar y Martí, el sueño de Sandino y del Che Guevara, como expresara en su intervención por la efeméride Miguel Díaz- Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

En el ir y venir de anécdotas de seguro ha ocurrido en los centros, de cómo la política de Estados Unidos hacia la región ha estado caracterizada por la intromisión y la intervención militar, Nicaragua tiene en su haber un indeseable saldo de agresiones e invasiones.

En 1854 la población de San Juan del Norte fue cañoneada por tropas yanquis al mando del aventurero William Walter, el que posteriormente se autodesignó presidente de Nicaragua y puso en vigor el abolido sistema esclavista, en esta ocasión el gobierno norteamericano reclamó cínicamente a las autoridades nicaragüenses una indemnización económica.

A este ataque se sumaron otros 14 en diferentes años hasta concluir en 1972 con la invasión respaldada por el embajador norteamericano Turnes B. Shelton y la participación de representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde se celebró en Nicaragua una farsa electoral para imponer una Asamblea Constituyente que prolongara el régimen antipopular libero-conservador.

Su burdo pretexto de franco matiz imperialista, es esgrimido una y otra vez por EE.UU., lo mismo cuando el primero de enero de 1927 desembarcó cinco mil efectivos por los puertos de Corinto en el Pacífico, y Cabezas, en la costa atlántica o en su tercera invasión, producida a requerimiento del malmirado presidente Adolfo Díaz, exfuncionario de una compañía minera norteamericana e impulsor de la anterior intervención de los marines, que se extendió durante 14 años.

Liberales y conservadores, componentes de los partidos tradicionales en Nicaragua, se entregaron al agresor y aceptaron todas sus condiciones.

En su estado de extrema adversidad, ante la debilidad y el comportamiento sumiso de los políticos militar de un ejército interventor foráneo, un hombre interpreta las ansias de libertad de su pueblo y con indoblegable firmeza comprende de qué lado se encuentra el deber y cuál es la forma de cumplir con él este hombre, de inconmensurable estatura histórica, es Augusto César Sandino, quien demostró, durante largos años de heroica lucha contra el enemigo invasor yanqui, que las tropas imperialistas enviadas a Nicaragua desde la nación del norte no eran invencibles.

Con 29 hombres, en particular obreros y campesinos, Sandino inicia en San Albino el cuatro de mayo de 1927 una lucha de profundas raíces populares, que va a tomar dimensiones de guerra de liberación nacional. Aquel grupo de patriotas llega a multiplicarse constituyendo una fuerza superior a tres mil combatientes que batallan con éxito durante más de seis años contra miles de soldados yanquis bien pertrechados.

Solo mediante la traición y el crimen pudieron los enemigos de Nicaragua eliminar a Sandino y, utilizando a su asesino, Anastasio Somoza García, iniciar la gestión de una sangrienta dinastía, dócil protectora de los intereses imperialistas y oligárquicos.

Posteriormente la intervención de EE.UU. en los asuntos internos de Nicaragua fue aún mayor y, además de controlar la economía del país en contubernio con la familia Somoza y Washington mantenía allí cientos de oficiales yanquis que instruían a los agentes represivos del régimen y a las tropas de la Guardia Nacional. En reiteradas ocasiones se denunció la existencia de mil cien efectivos militares norteamericanos, dirigidos por los coroneles Fergunson y Van Norma.

Otra muestra evidente de esa intervención estadounidense en Nicaragua fue la operación Águila Z que, bajo el manto cómplice del llamado Consejo de Defensa Centroamericana (CONDECA), estuvo dirigida contra los patriotas del Frente Sandinista de Liberación Nacional que combatieron en la región norte del país.

Este movimiento fortaleció el triunfo definitivo y con él la total liberación de Nicaragua. Hoy después de pagar un alto precio por su libertad, este hermano pueblo trabaja por una nueva vida, y deja atrás la explotación, la discriminación, la opresión que por más de cuarenta años prevaleció en esa tierra.

A 44 años del triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua se continúa construyendo la Revolución nicaragüense para orgullo de todos los hombres justos y para gloria de toda la humanidad.

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