
Componer un almuerzo diario para más de 500 comensales y a lo largo de cada semana docente, demanda inventiva, previsión y un sistema nervioso a prueba de contingencias; cualidades estratégicas que no han faltado a la dirección de la escuela de primaria Ernesto “Che” Guevara De la Serna, en La Fe. Allí están aprovechando cuando pedacito de tierra es posible para procurarse un suplemento en alimentos frescos, no solo condimentosas y vegetales.

“Tenemos un área grande con más de mil matas de yuca –nos entera Wílder Guilarte Lafita, “el hombre del huerto”, como cariñosamente le llaman sus compañeros–, más un espacio con plátanos y otro de habichuelas. Sin contar lo destinado al sazón, donde tenemos, como en la mayoría de las escuelas, ajo porro, culantro, albahaca morada y otras de condimento”.
Mientras me atiende, Wílder no se para a conversar. Y está cercano el mediodía, con un sol… como para estar a la sombra. Nació en Imías, Guantánamo, y lleva más de 20 años a cargo de estas labores, en la misma escuela; es uno de sus fundadores.
“En esta tarea no vaya a creer que estoy solo –me rectifica a tiempo–, tengo un ayudante, y el jardinero también se incorpora cuando sus obligaciones lo permiten. Además, está el trabajo de los niños, ellos apoyan mucho, sobre todo en el desyerbe. Para ellos trabajar en el huerto es una diversión. Sobre todo porque se les ha hecho conocer la importancia de su aporte: todo lo que cosechemos mejorará la alimentación del colectivo”.
En otras espacios cultivan fruta del pan y mango. “El año pasado recogimos más de ocho quintales de fruta del pan, con solo cinco matas en producción –continúa–. Tenemos otras seis en desarrollo… y en el mango ahora mismo llevamos recogidas más de 30 cajas. A diario se hacen dulces, jugos, mermeladas…, tanto niños como trabajadores tienen un postre distinto en la bandeja”.
Y no se limitan a estos logros, “dentro de esa yuca que usted ve ahí, tan pronto lo permitan las lluvias, estaremos intercalando frijol caupí y calabaza. La tierra siempre puede dar más, lo que se necesita es ponerla en condiciones”.
En la Ché Guevara lo están demostrando: la tierra –como dijera Wílder– siempre pueda dar más. Lograrlo no es solo responder al reclamo lanzado por la dirección nacional de los CDR, es también hacer bueno el principio adoptado como estrategia de combate por las direcciones del Partido y Gobierno en el territorio. Cada centro laboral, institución o escuela debe fomentar su parcela, hacerla producir. A eso estamos llamados, a lograr la soberanía alimentaria con nuestros propios esfuerzos.