
Los taxis de 1860 –en La Habana y también en esta Isla, según Samuel Hazard, un escritor norteamericano que vino a curarse en las aguas santafeseñas– eran quitrines y volantas de tracción animal, pero ya entonces tenían fama de ser un medio de transporte caro, sobre todo si usted no era de la zona, desconocía las tarifas usuales y… pagaba la novatada.
Si habría tiempo de espera, si el viaje sería en horario nocturno, tendrían o no que regresar vacío y la hora pico tenían en cuenta los taxistas. Y todas las condicionales que pudieran agregarle, para cobrar más caro.
Esto funciona todavía, más o menos así, en el mundo entero. Cierto que se trata de un transporte público, pero permite desplazamientos rápidos, confortables y directos según lo demande el cliente. Usted fija la ruta, usted manda, tal determinación nunca le va a resultar barata. Por eso, la mayoría de nosotros utilizamos el servicio de taxis en ocasiones contadas, solo cuando nos resultan imprescindibles.
DOS EN UNO, NO IMPOSIBLE
La base de taxis pinera está buscando la cantera de mármol, casi pegada a Sierra de Casas. Allí, a diferencia de ocasiones anteriores, muy pocos autos estaban parqueados a nuestra llegada.
Este enigma nos fue dilucidado, enseguida, por la fuente más autorizada: Eliécer Espinosa Valdés, director de la nueva UEB Agencia de Taxi-La Isla.
“Éramos dos entidades con un perfil muy cercano, Cuba-Taxi y Taxi-Cuba. Ahora, con la aplicación del ordenamiento económico, acabamos de fusionarnos. La primera estaba dedicada a los servicios de alto confort, turísticos; y la otra, al servicio regular, que tenía como prioridad el apoyo a Salud Pública. Ambas prestaciones se mantienen, y a estas se agrega una Agencia de Pasajes (4632-8353); la cual atiende solicitudes por teléfono hasta las cinco de la tarde”.
CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA

Los autos continúan siendo del estado cubano, pero cada uno tiene ahora su chofer exclusivo y este es arrendatario, o sea, trabajador por cuenta propia.
La dirección de la entidad continúa siendo estatal, y corre a cargo de solo seis trabajadores. “Cada uno ejecuta lo que antes hacían 5-6 de nosotros. En economía teníamos a cinco, trabaja uno; en operaciones eran cuatro, quedó uno; dirección y recursos humanos de cuatro, dos. Y en la técnica que eran seis, ahora son dos los mecánicos.
“Las jornadas son intensas, como puedes imaginarte. No hay tiempo como no sea para obtener mejores resultados”, declaró Espinosa Valdés.
DISPONIBILIDAD TÉCNICA Y AUTOGESTIÓN
Los vehículos son 58, cada uno con su chofer; de ellos, 44 autos, seis microbús y ocho triciclos. La disponibilidad técnica supera el 80 por ciento. Allí los choferes-arrendatarios asumen todos los gastos y arreglos menores (chapistería, reparación de motores, compra de piezas, neumáticos, cámaras, baterías, parabrisas, luces y otros).
“Por la parte estatal –precisa el director–, solo podemos facilitarle aceite, filtros y algunas partes o piezas que teníamos en almacén. Pero el resto, lo gordo, tienen que comprarlo donde lo encuentren, al precio de la calle”.
Parece demasiado, pero no lo es: con la nueva forma organizativa, la Empresa aligeró sus gastos por salario de 250 000 a 35-40 000 pesos mensuales. Y no es todo: “nuestros choferes-arrendatarios cumplen sus funciones contratadas y aportan el diez por ciento de las ganancias a la agencia, y también lo que corresponde a la Onat como contribuyentes. Esta entidad tributa al país más de 200 000 pesos mensuales por concepto de utilidades”.
EL ENCARGO SOCIAL

Su principal razón de ser, no ha variado: “el encargo estatal de nosotros está centrado en Salud Pública. Pacientes en hemodiálisis y altas médicas. Y como iniciativa del colectivo, la transportación a pacientes oncológicos”.
Esto incluye tener los vehículos en las mejores condiciones y que los clientes, sean turistas, pacientes o no, reciban un servicio de alta profesionalidad y con el mayor confort posible.
Y además, “llegar donde a los otros no le es posible, como cuando la pandemia. Entonces nuestros trabajadores se consagraron, arriesgaban su vida cada día, pero tomaron las medidas higiénico sanitarias orientadas, las exigieron a bordo y ninguno se contagió”.
OPINIONES DE AMBAS PARTES
El policlínico santafeseño –el más alejado y con la mayor área a socorrer– está dirigido por la doctora Ibetsy Guevara Gutiérrez, quien valora así la incidencia de los taxistas en Salud Pública: “…nos apoyan en la proyección comunitaria, traslado de muestras para el laboratorio de microbiología, vacunación, visitas a madres gestantes que presenten problemas, y en todo cuanto se les solicite”.
En cuanto a la calidad de los servicios, quien otras veces resulta muy parca en elogios, refiere en este caso: “los rinden con mucha profesionalidad. Son muy disciplinados, con hábitos de cortesía realmente hermosos. Brindan un servicio de tal calidad que engrandece a su Empresa”.
Ricardo García Esquivel, es uno de los choferes a cargo de tales prestaciones. Lo hace con un Lada que tiene ya más de 20 años de explotación. Y al cual le ha puesto, desde su arrendamiento, “más de 120 000 pesos, en arreglos y mejoras. Estoy muy lejos de recuperarlos todavía; pero –reafirma– ningún paciente va a quedarse sin la atención médica que requiera por falta de transporte, para eso estamos nosotros”.
TARIFAS Y DISTANCIAS
Los taxis pineros no tienen taxímetro –un aditamento muy caro–, lo suplen con una tabla donde están comprendidas todas las posibles distancias. Y al arrancar, el cuentakilómetros se pone en cero; de modo que –al terminar su carrera– usted siempre sabrá, con exactitud, cuál fue la distancia recorrida y cuánto debe pagar.
“A partir del diez de diciembre, variaron las tarifas
–precisa el director de la agencia– porque la modalidad cambió; ahora no somos una Empresa todo estatal debido al arrendamiento de los autos.
“La tarifa –concluye– es de 20 pesos por kilómetro. No se cobra por pasajero, pero si van cuatro personas, recorren un kilómetro y se ponen de acuerdo entre ellos, cada uno pagará cinco pesos. Un arreglo entre pasajeros; no lo hace el chofer, a quien se abonan solo los 20 pesos correspondientes al tramo recorrido.
“El paciente de hemodiálisis no paga, lo asume el Estado. Altas médicas abonan cinco pesos por kilómetro, no los 20 del cliente regular”.
EN LA ARRANCADA
Un viejo servicio pervive, el de taxis, ahora relanzado al buscar soluciones para autos que ya vencieron, en su mayoría, la vida útil. Una forma creativa de resistir, continuar y no estancarnos, puesta en manos de nuevos actores económicos: los choferes-arrendatarios, trabajadores por cuenta propia.
Un modo de revivir en el momento justo, cuando el horizonte parecía cerrarse todo alrededor. Eso nos trae la fusión inteligente de CubaTaxi y TaxiCuba, dos entidades con modalidades muy cercanas. En la unión está la fuerza, se sabe. Quienes emprendieron este salto, son muy capaces de sostenerlo; lo han demostrado.