
La utilización de extractos de plantas o sus mezclas como insecticida era empleada, según registros documentales, hace más de 2 000 años.
Los romanos de entonces la usaron en abundancia aunque no dispusieran de la tabaquina, recurso de origen botánico que no escasea en nuestro territorio, pues se logra a partir de residuos de la industria tabacalera.
Jorge Luis Mauriño Fonseca, quien se desempeña como responsable del punto de venta de Labiofam en La Fe, lo tuvo muy en cuenta al preparar una mezcla que le ha dado excelentes resultados. “La empleo contra los insectos estacionarios: mosca blanca, pulgones, trips… que atacan mucho a las habichuelas, ajíes y otras hortalizas”, dijo respecto a sus indicaciones.
“La preparo –agregó– como una combinación de productos naturales: hiervo15 libras de cardona con una de ramas y gajos de nin; agrego, después de refrescada, un litro de nicosave, que en definitiva es tabaquina. Filtro y queda lista”.
El nicosave se puede adquirir en cualquiera de los puntos de venta habilitados por Labiofam; pero si estuviera en falta, sustitúyalo por una hervidura de hojas y palillos de tabaco, abundantes después de cosecha en cualquiera de las parcelas dedicadas a este cultivo.
“Este preparado –concluye Jorge– es de amplio espectro, mucho más que si aplicáramos cada uno de sus componentes por separado. Yo lo potencio, además, teniendo en cuenta la hora y condiciones climáticas del día, así como la fase de la luna –que puede ser adecuada o no para la aplicación de insecticidas–, los posibles controles biológicos y la agrotécnica adecuada para cada cultivo. No es tan sencillo, son varias las condiciones a tomar en cuenta. No solo para los insecticidas biológicos, para los químicos ocurre igual”.