
La aplicación del ozono se realiza con una cánula lubricada poco más gruesa que un lápiz y al introducirla en el recto no causa dolor, sin embargo, este tratamiento no disfruta de la debida aceptación, sobre todo por prejuicios tendientes a la preservación de la dignidad social.
Semejante bloqueo mental hace que no pocos, mujeres incluidas, se pierdan las soluciones de una terapéutica “con muchas bondades –según el máster y especialista de primer grado en medicina natural y tradicional, doctor Enrique Hernández González, quien lleva la consulta de ozono en La Fe–: según la dosis, tratamos enfermedades crónicas, dolorosas, degenerativas o secuelas poscovid.

“Muchos medicamentos ahora en falta –agrega–, sobre todo analgésicos y antinflamatorios, se pueden suplir con el ozono. Si uno lo combina con otras terapéuticas, como el Chi Kung o la inyección con pequeñas dosis de fármacos en puntos acupunturales, los resultados son todavía mejores y se alcanzan en menor tiempo”.
Un rato después, consumía solo un bulbo de lidocaína para medicar a tres pacientes con microinyecciones. Ahorraba el fármaco suficiente para otras seis aplicaciones, dos bulbos.
OZONO Y HORARIOS DE CONSULTA
Las remisiones a la consulta de ozono –como para cualquier otra especialidad– las hacen los médicos de la familia, y el paciente debe llegar al consultorio 18 del reparto Ángel Alberto Galañena, de La Fe, donde radica, con un resumen de su historia clínica. Traerá, además, si le es posible, las pruebas que se haya hecho, resultados de los análisis, rayos X, ultrasonidos de partes blandas y todo cuanto permita valorarlo para saber qué necesita de la medicina natural y tradicional.
La consulta es todos los días, menos los martes. Y el tratamiento, de ocho de la mañana a cuatro de la tarde. Martes incluidos, todos con una sesión diaria.
El ozono que se les aplicará viene como oxígeno, en balones corrientes, pasa a través de un equipo, recibe una descarga eléctrica de alta frecuencia y el nuevo gas se produce al instante. La aplicación es automática. Cada paciente recibe la concentración exacta que su dolencia demanda. El ozono no se puede trasladar ni almacenar, es de uso inmediato; y por lo mismo, garantía de calidad, buenos manejos y altos resultados.
CHI KUNG, TERAPÉUTICA DE LA ENERGÍA VITAL
El Kungfu, término con el cual se describe una de las artes marciales chinas, es una evolución del Chi Kung. Su práctica terapéutica comprende varias series de ejercicios, dirigidos a las diferentes partes del cuerpo. Activan la circulación de la energía vital, fortalecen los órganos internos, ejercitan los huesos, las articulaciones y músculos, promueven la relajación y el control del estrés, previenen lesiones ocupacionales y expanden la conciencia a todos los niveles.
“Con estos buscamos resolver la mayoría de los problemas articulares que aquejan a nuestros pacientes –asevera el doctor Hernández González. Al terminar su tratamiento con ozono, lo motivamos a iniciarse con el Chi Kung. Lo ideal es que aprenda, lo practique en casa y comparta con sus familiares o amigos”.
A partir de los cinco años, no hay límite de edad para esta gimnasia de ritmo lento, suave y armónica de sus movimientos o estiramientos.
El mundo occidental no está familiarizado con tales prácticas que, sin embargo, hacen bueno un viejo adagio: “curarse en salud”,
Y es que la práctica consecuente del Chi Kung, como otros recursos preventivos, evita y remedia dolencias antes de que aparezcan; por eso, el doctor Enrique ha diseñado un proyecto integrador al cual denomina Tradición Terapéutica. “A nuestros pacientes de ozono, más 27 alumnos de la secundaria Protesta de Baraguà y los docentes del policlínico, no solo enseñamos Chi Kung, también los 18 puntos acupunturales básicos o de urgencia, y los remedios del masaje. Conviene crear una tradición. Curar puede hacerse de muchas formas. Y más cuando no abundan los fármacos”.
REFERENCIAS DE PACIENTES

Silvia García Pérez (75 años): “Vine a la consulta porque estaba en crisis con la presión, muy descompensada. El médico me recomendó los ejercicios. Vine y me incorporé al Chi Kung. Enseguida noté la mejoría. Y mire si fue así, que al segundo día ya tenía la presión en 130 con 80. ¡Ni qué fuera una niña!”

Yunaisi González Rives (42 años): “Vine por secuelas graves poscovid, un enfisema pulmonar. Y gracias al ozono he mejorado bastante. Se me han quitado los dolores y estoy casi incorporándome al trabajo. Estuve en cama desde marzo, sin poder levantarme, con mucha dificultad para respirar. Me quedé días sin hablar, mucho dolor en la espalda, en brazos y piernas, casi ni podía caminar”.
MORALEJA TERAPÉUTICA
Lo visto y escuchado de los pacientes en esta consulta de ozono y Chi Kung, me pareció “tan bien que parece irreal o propio de una ficción”. Así está descrita la fábula en el diccionario de la Real Academia. Solo que en este consultorio del médico y la enfermera de la familia no hay cuento, pero sí una muy edificante enseñanza o consejo moral: aún estamos lejos, lejísimo, de haber agotado las posibilidades curativas.
