Mi nieta tiene tres años y es quien mejor sobrelleva estos días de encierro: las muñecas están enfermas de coronavirus y no salen de Terapia Intensiva. Su consagración es total, pero a veces se excede y encuentra momentos para otras cosas…
Su madre, que es enfermera, la dotó de todo lo necesario: estetoscopio de juguete, termómetro, tablilla de anotaciones, lapicero y uniforme con su cofia.
Ayer, vestida “de trabajo” y con su nasobuco se nos escapó para la casa de enfrente.
-¡Hola! Yo soy Lily -la oímos presentarse, pero sin entrar-.
-¿Hay alguien con fiebre, tos “checa”…?
Y anotó algo en su tablilla, la del reporte. Hacía pesquisa activa…