
En un año en el que se conjugan tantas fechas significativas revivir la historia es una cita casi obligada para quienes fueron protagonistas.
Quizá por esta razón entre las actividades que realizan este verano en la casa de abuelos Alegría de Vivir no podía faltar la visita a nuestros museos: el otrora Presidio Modelo y la casa de la finca El Abra donde estuvo Martí –ambos monumentos nacionales– y el Municipal.
Como anteriormente lo hicieran nuestros mártires, en la Academia Ideológica Abel Santamaríarecibieron una charla sobre la importancia de la gesta revolucionaria, recorrieron pasillos en los que aún resuenan los pasos firmes de los jóvenes del centenario, caminaron por los pabellones donde un día la injusticia reinó y apreciaron objetos personales de Fidel y sus compañeros de lucha.
Pero este fue solo un pasaje de la historia pinera, la de sus inicios, con nombres variopintos, utensilios de aborígenes, leyendas de piratas, fotografías de calles y rincones que en nada se asemejan a lo que ayer y hoy se conoce, todo eso lo repasaron en el Museo del Reloj, como muchos se empeñan en llamarlo y desde donde el kilómetro cero de este terruño les convidó a continuar haciendo historia ahora desde las anécdotas y el recuento con las nuevas generaciones para no perder nuestra memoria viva, la cultura de nuestra ciudad.


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