Luna fija y redonda de níquel taciturno, / tú, sempiterna cómplice de la novia que espera, /medallón suspendido sobre el pecho nocturno, /¿viste llegar la muerte con sus ojos de cera?

Últimos días de diciembre. Los pobladores preparan la celebración de las Pascuas en busca de paz, salud, prosperidad y en unión familiar organizan la cena de Nochebuena.
Están ajenos a la orgía de sangre y dolor que se cierne sobre ellos de manos del coronel Fermín Cowley Gallegos, experto en sacar ojos, usar picanas eléctricas, arrancar testículos, en asesinatos y desapariciones para quebrantar voluntades.
Por mandato del dictador Fulgencio Batista, el Chacal de Holguín y sus secuaces quitan la vida a 23 habitantes de las actuales provincias de Holguín y Las Tunas mediante la sádica operación Regalo de Navidad, iniciada el 23 de diciembre de 1956 y extendida hasta cuatro días después, hace 69 años.
Sin vacilar los esbirros sacan a los hombres de sus casas, los torturan salvajemente y tiran sus cadáveres en carreteras, el campo, debajo de un puente o los cuelgan de un árbol, hechos que enlutan muchos hogares en la zona nororiental de Cuba.
Con la pretensión de neutralizar el movimiento revolucionario que se gesta y atemorizar a la ciudadanía desatan la feroz cacería en el afán de vengar “el atrevimiento de los 82 expedicionarios del yate Granma” que se dispersan tras el sorpresivo combate librado en Alegría de Pío contra las fuerzas de la tiranía.
Luna grande del trópico, que estás entre las cañas, /tú, que de noche vives, Luna, tú que no duermes/y rompes tus espejos en las finas montañas, / ¿pudiste oír el grito de los pechos inermes, / ver la corbata ruda de correa o de soga/que el ojo agranda y los cuellos ahoga?
Entonces los gobernantes protegían y cuidaban las grandes propiedades estadounidenses asentadas en dicha zona como las bananeras y cañeras, los centrales azucareros de la United Fruit Company, las mineras, junto a las riquezas cafetaleras y bancarias pues tenían que mantener la “tranquilidad”, impidiendo cualquier tipo de disturbios usando cuantos medios, métodos y vías fuesen necesarios para lograrlo.
Entre las víctimas están Pedro Miguel Díaz Coello, máximo dirigente del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en Holguín, otras figuras del M-26-7 y del Partido Socialista Popular, trabajadores, líderes sindicales, junto a los de otros partidos o sin filiación política.
Ejecutan a Rafael Orejón Forment, jefe de Acción y Sabotaje del M-26-7 en Nicaro, pero no pueden impedir que lleve a Holguín un importante mensaje de la dirección del Movimiento en Santiago de Cuba: Fidel está vivo y llegó a la Sierra Maestra.
Las macabras escenas del horripilante plan conmocionan a los lugareños que bautizan la masacre como las “Pascuas Sangrientas”, al estar enmarcadas en las festividades de Pascuas. Sus repulsa e indignación son inmediatas, enérgicas y públicas: los mítines, las constantes manifestaciones, huelgas y actividades revolucionarias contra la dictadura demuestran que no se podía acallar el sentir popular.
En vano el gobierno intenta contener el espíritu rebelde y combativo de hombres y mujeres dignos que estaban decididos a derrotar a la dictadura militar impuesta.
Jamás Fulgencio Batista consigue apagar la llama insurrecta que ya arde en la Sierra Maestra, liderada por Fidel Castro Ruz, bajo la conducción del M-26-7, con la fuerza militar del Ejército Rebelde en las montañas y el apoyo de los luchadores clandestinos en el llano. Así los combatientes llevan a efecto la lucha insurreccional hasta conseguir la victoria el Primero de Enero de 1959, tras la huida del tirano, y asume el poder un gobierno legítimo del pueblo y para el pueblo
Luna grande del trópico, alta sobre el palmar, /tú que despierta estabas aquella noche triste, /Luna fija y redonda, tú que todo lo viste, /no te puedes callar, ¡no te puedes callar!
(Fragmentos del poema Pascuas Sangrientas de 1956, del poeta nacional de Cuba Nicolás Guillén)
