Firma digital en Cuba: Más de 17 000 certificados vigentes tejen la red de la transformación digital

En Cuba la transformación digital ya no es una promesa, sino un proceso medible. Detrás de la idea abstracta de “gobierno electrónico” y “sociedad informatizada” hay cifras concretas que comienzan a delinear un panorama tangible. La empresa estatal Softel, una de las protagonistas de esta transición, proporciona los primeros números oficiales que permiten cartografiar el alcance real de la firma digital en la isla: más de 13 500 certificados vigentes para personas jurídicas y 3 500 para personas naturales. Diecisiete mil huellas digitales criptográficas que buscan sustituir el papel, la tinta, la espera.

La Jefa del Grupo de Ventas de Softel, Yarileidis Bárcena Calzado, prefiere poner el acento en los certificados con vigencia.

“Más que actualizar el número de certificados digitales emitidos hasta la fecha, debemos hablar de cantidad de certificados vigentes, debido a que estos tienen una validez de 2 años y solo los vigentes representan la capacidad activa de autenticación y validación en procesos digitales”, explica.

El desglose de estos más de 17 000 certificados activos revela el carácter inicial de esta transformación: es predominantemente empresarial. Aproximadamente el 79% corresponde a personas jurídicas, lo que indica que la firma digital se ha abierto camino primero donde promete mayor impacto en la eficiencia económica.

“Los sectores que más provecho le sacan actualmente son los empresariales y estatales, donde ya existen procesos instaurados de firma digital de documentos”, confirma Bárcena. Sin embargo: “En el ámbito gubernamental, aunque la herramienta tiene un enorme potencial, todavía es necesario avanzar en la formalización de leyes y políticas que respalden su uso masivo en trámites ciudadanos, judiciales o de salud pública”, afirma.

Este diagnóstico señala una brecha fundamental: mientras el sector productivo adopta la tecnología, su integración en los servicios de mayor impacto ciudadano avanza a un ritmo diferente, lastrada por rezagos normativos y, quizás, por inercias burocráticas.

EFirma: La Plataforma que Conecta a Cuba (Incluso Sin Conexión)

Para que estos certificados no sean solo teoría, Softel ha desarrollado la plataforma eFirma, disponible en tres variantes: aplicación móvil, de escritorio y una API para integraciones. Cada una responde a necesidades distintas y revela aspectos de la realidad tecnológica cubana.

Gissellet Medina Mercerón, Especialista en Comunicación de Softel, detalla que “sin duda la solución que más demanda ha tenido ha sido la aplicación móvil”. Disponible en Apklis y en el canal oficial de Telegram eFirma_cu, la app representa el acceso más inmediato para los usuarios.

No obstante, Bárcena adelanta un cambio significativo: “Prevemos un aumento en la demanda de la aplicación de escritorio ya que permite el trabajo en modo offline y es compatible con Linux y Windows, resultando de gran importancia en el sector empresarial”.

Esta previsión responde a las particularidades de la conectividad en Cuba, donde el acceso a Internet sigue siendo un desafío.

Sobre la experiencia concreta de los usuarios, Medina comenta: “La recepción ha sido en general positiva, destacando la utilidad de la herramienta y su facilidad de acceso”. Pero, con realismo, añade: “Al encontrarse aún en proceso de desarrollo, los comentarios y sugerencias recibidos se han convertido en un valioso insumo de retroalimentación que nos permite perfeccionar la aplicación”.

Las limitaciones tecnológicas y de capacitación constituyen uno de los principales obstáculos para la masificación de la firma digital. Frente a este desafío, Softel ha implementado una estrategia multidimensional que combina lo análogo con lo digital.

“Por un lado, se han creado manuales instructivos claros e intuitivos, que permiten a los usuarios aprender de manera autónoma y práctica”, explica Bárcena. “Además, se utiliza el canal oficial de Telegram como espacio de soporte y acompañamiento”.

Pero la solución más ingeniosa es técnica: la aplicación de escritorio funciona en modo offline, garantizando su uso incluso en zonas con limitaciones de conectividad.

El despliegue de la firma digital en Cuba no ha sido un esfuerzo aislado. Softel ha establecido colaboraciones estratégicas que han resultado determinantes.

Bárcena destaca el papel de la ONAT como “la primera institución que permitió acercar la firma digital a la población, convirtiéndose en el principal distribuidor de certificados digitales del país”. Esta alianza, que incluyó la implementación para la Declaración Jurada de ingresos, “marcó un hito en la masificación de esta tecnología en Cuba”.

Igualmente significativa ha sido la colaboración con la MIPYME Ingenius, que “dio origen a la propia Plataforma eFirma”. Bárcena evalúa estas alianzas como “estratégicas y altamente positivas” porque “no solo han permitido validar la utilidad de la firma digital en escenarios reales, sino también acelerar la innovación, diversificar el alcance de la herramienta y fortalecer la confianza institucional”.

El Decreto-Ley 370 y la Resolución 23/2022 del MININT constituyen el andamiaje jurídico de la firma digital en Cuba. Sobre su solidez, Bárcena ofrece un análisis equilibrado:

“El MININT, como órgano rector, ha logrado avances significativos en la conformación de un marco legal que otorga validez, coherencia y uniformidad al uso de la firma digital en Cuba”.

Sin embargo, identifica desafíos pendientes: “No obstante, persisten retos en su aplicación práctica. El verdadero impacto de la firma digital dependerá de la capacidad de actualizar, ampliar y armonizar las regulaciones con las crecientes demandas de la transformación digital del país”.

La relevancia de la firma digital trasciende la mera agilización de trámites. Bárcena la sitúa en un contexto más amplio: “La firma digital no solo agiliza trámites, sino que impulsa la transformación digital del gobierno al aportar seguridad, transparencia y eficiencia en los procesos, al tiempo que contribuye a la sostenibilidad medioambiental al reducir el uso de papel y recursos físicos”.

En su visión, la tecnología se convierte en “una herramienta estratégica para modernizar instituciones, fortalecer la confianza ciudadana y alinear al país con las tendencias globales de digitalización”.

Los más de 17 000 certificados vigentes representan un avance innegable en la construcción de una infraestructura digital esencial para Cuba.

Las estadísticas, como apunta Medina, “muestran que la adopción de la firma digital en Cuba avanza de manera sostenida, aunque todavía estamos lejos de los niveles internacionales”.

El reto principal, identificado por ambas entrevistadas, es de orden cultural y normativo. “Estos datos reflejan que existe una base de usuarios activa y en crecimiento, pero también evidencian la necesidad de seguir trabajando en la cultura digital, superando tabúes y resistencias”, concluye Medina.

Mientras la norma se adapta, la firma digital ya comenzó a ahorrarle tiempo y pasos a la gente.

Por tanto, la ruta está trazada: desde una adopción inicial en el sector empresarial hacia una implementación masiva en los servicios ciudadanos. Los cimientos tecnológicos están puestos. El siguiente paso, quizás el más complejo, será integrarlos plenamente en la vida cotidiana de todos los cubanos.

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