Cuando mi vecino en Sierra Caballos lo menciona cambia la expresión de su rostro y le salen las palabras de un tirón dado la admiración que siente por la figura de Arturo Lince González.

Para Nelson Fonseca Arteaga “él era una bella persona, comunicativo, hablaba con la gente y escuchaba sus preocupaciones”. Lo conoció en una de las visitas del dirigente a la Fábrica de Mosaicos –allí trabajó siempre–, situada en el Centro de Producción, perteneciente a la Industria de Materiales de la Construcción.
Una opinión similar refirió Roberto Molina Hernández, el primer corresponsal de Prensa Latina en el territorio pinero, acerca del revolucionario honorable con quien sostuvo largas conversaciones respecto al rol de la prensa.
Muchas personas describen al primer capitán Lince González como un hombre de gran autoridad, entregado con pasión a la tarea encomendada, capaz de hacer que los demás siguieran su ejemplo.
Por muchos cargos y niveles que tuviera, Lince nunca dejó de ser el guajiro guantanamero nacido el siete de julio de 1939 en Monte Ruz, Cuneira, de esa provincia oriental; hijo de Antonio Lince, natural de Portugal, y América González de nacionalidad cubana, la mayoría de la familia pertenecía al Partido Ortodoxo.
Consta en las referencias escritas consultas que las personas en plena calle iban al encuentro de Arturo con la mano extendida para saludarlo o plantearle un problema.
Su lenguaje y actuar se endurecían ante los malhechores, las indisciplinas o hechos delictivos, en su afán de mantener una sociedad plena en deberes y derechos.
Al repasar momentos de su trayectoria resulta necesario mencionar que inició sus actividades revolucionarias en 1956 cuando contactó con el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y junto a combatientes y estudiantes en su tierra natal, ejecutan manifestaciones y sabotajes contra la dictadura de Fulgencio Batista, por lo que cae preso y una vez en libertad viajó a Santiago de Cuba, donde realizó similares acciones.
En 1957, se le ordena incorporarse al Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y se unió a la Columna Uno comandada por el joven líder Fidel Castro Ruz; luego lo seleccionaron para integrar la Columna Seis Frank País García, que pasó a formar parte del Segundo Frente Oriental e intervino, entre otros combates, en los de Boca del Salto, Veguitas, Pino del Agua y obtuvo el grado de primer capitán.
Tras el triunfo revolucionario se graduó de piloto de aviación y cumplió varias responsabilidades en Camagüey y Santa Clara hasta que en octubre de 1966 lo enviaron a Isla de Pinos para dirigir el Plan Especial Camilo Cienfuegos, destinado a garantizar la alimentación del pueblo, luego del paso del ciclón Alma que arrasó con la ganadería y las granjas agrícolas. Se apoya en los contingentes de toda Cuba y logran el rescate e impulso de los planes pecuarios, citrícolas, apícolas y de otros renglones.
El 21 de abril de 1968 lo nombran primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la región, cargo que desempeñó por más de diez años. Contribuyó al desarrollo de Isla de Pinos y –junto al esfuerzo de los jóvenes y el pueblo– a que cambiara de nombre por el de Isla de la Juventud, el dos de agosto de 1978.
Lo eligieron miembro del Comité Central en el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, además de participar en el Segundo y Tercer Congresos partidista. También al constituirse el Poder Popular quedó como Diputado a la Asamblea Nacional por el Municipio Especial.
En 1979 le asignaron otra misión al servicio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias: la de jefe de la Sección Agropecuaria en la Empresa Cafetalera, ubicada en la zona montañosa de Guantánamo, la cual desempeñó con el grado de coronel y le entregó cuerpo y alma.
Al cumplirse en los próximos días 86 años del natalicio de Arturo Lince González, vive en el corazón de quienes lo conocieron, trabajaron y lucharon a su lado. En su honor la escuela municipal del Partido lleva su nombre.
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