Fidel leía con avidez todo lo referido al Titán de Bronce, así lo contó en su discurso pronunciado en homenaje a los natalicios de Maceo y Che, en el Cacahual, el 15 de junio del 2002.

“Lo vi siempre como una leyenda. Las 26 heridas que recibió y las más de 800 acciones de guerra en que participó desbordaban los límites de la fantasía de un adolescente o un joven, al aparecer ante nuestros ojos como un dios de la guerra. Lo percibía en un espacio difícil de abarcar demasiado alto y demasiado lejos. Más tarde, la modesta experiencia de nuestra propia guerra revolucionaria me ayudó a ver aquel hombre extraordinario un poco más de cerca”.
Respecto al Guerrillero Heroico dijo: “Lo vi realizar el primer disparo y sus primeras proezas. Médico e intelectual convertido en soldado temerario, siempre el primero cuantas veces hizo falta un voluntario para misiones difíciles, tuve el privilegio de conocerlo más de cerca. Si quisiera buscar una palabra que fuese sinónimo de austeridad, integridad, espíritu de sacrificio y ética, esa palabra sería Che”.
Más adelante argumentó: “Ochenta y tres años separaban el nacimiento del uno y del otro. El primero era ya un personaje legendario cuando el segundo vino al mundo. Si uno afirmó que quien intentara apropiarse de Cuba recogería el polvo de su suelo anegado en sangre si no perecía en la lucha, el otro anegó con su sangre el suelo de Bolivia tratando de impedir que el imperio se apoderara de América”.
Lo cierto es que cuando se consulta este discurso del Máximo Líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, la persona descubre en sus palabras elocuentes que de cierta manera le sucedió igual, porque tanto Maceo como el Che son figuras excepcionales, cuyos valores e ideales tienen plena vigencia; ellos nacieron un 14 de junio, pero en siglos y países distintos.
El Mayor General del Ejército Libertador Antonio Maceo Grajales (1845-1896) y el Comandante del Ejército Rebelde Ernesto Guevara de la Serna (1928-1967), son faro para muchos en el mundo y nuestro pueblo, que cada año los honra por sus cualidades ético-morales y pensamiento político.
Ambos en su momento protagonizaron la invasión de Oriente a Occidente, lucharon tenazmente contra toda forma de injusticia al costo de sacrificar la familia y la propia vida; murieron en combate y son dignos exponentes de valor y la intransigencia revolucionaria.
Oriundo de Santiago de Cuba, el Titán de Bronce propicia que la Guerra de los Diez Años no concluya con la capitulación del Pacto del Zanjón, sino con la notoria Protesta de Baraguá: “Guarde usted ese documento, que no queremos saber de él”. José Julián Martí Pérez la califica como “…lo más glorioso de nuestra historia”.
Durante casi tres décadas el héroe de tantas batallas pelea con sus temerarias cargas al machete y entrega cuerpo y alma por la causa de la independencia.
El joven médico argentino-cubano formó parte de los 82 expedicionarios del yate Granma liderados por Fidel, que desembarcaron en Cuba y fue uno de los sobrevivientes al combate de Alegría de Pío; lucha por la liberación de Cuba y alcanza el grado de Comandante del Ejército Rebelde.
Luego del triunfo de 1959, el Che reflexiona acerca de que el cuadro es la columna vertebral de la Revolución y recomienda a los jóvenes no confiar en el imperialismo “ni tantito así”.
En su condición de Ministro de Industria opera combinadas cañeras, fomenta el trabajo voluntario e inaugura en la entonces Isla de Pinos, el diez de mayo de 1964, la fábrica procesadora de caolín Julius Fucik.
Su vocación internacionalista lo lleva al Congo y abre el frente guerrillero en Bolivia contra la opresión, donde es asesinado vilmente. Hoy sus restos descansan en Santa Clara, en honor a la gran batalla que dirigiera a finales de 1958 y acelerara la derrota de la tiranía de Batista.
En estos aniversarios –180 del natalicio de Maceo y 97 del Che– el legado de ambos enaltece a quienes en defensa del Socialismo se entregan con innovación y ciencia a producir alimentos para el pueblo, a buscar soluciones a la contingencia energética y a otras muchas tareas urgentes necesarias para salir adelante y alcanzar el desarrollo deseado.
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Bueno, en mi modesta opinión, respeto está idea, pero no la veo factible. Acuñar está nueva moneda llevaría un proceso de recogida de l misma cantidad de papel moneda de lo que se quiere acuñar, de lo contrario estaría creando un sobre exceso de circulante que el país no puede permitirse, ya que sin ninguna oferta de bienes y servicios, sin producciones de ningún tipo, esto creería un inflación mas severa. Esto Ademas pondría a los bancos en un dilema ms grande; si se recoge la misma cantidad que se acuñe, los bancos no podrían dar efectivo, hoy no tienen para dar más de 1000 o 2000 cup, si retiramos billetes bajos para sacar una moneda de 10mil, muchas personas no tendrían dinero. Está medida solo resuelve un pequeño problema y el de salir a la calle sin bultos gigantescos, pero no resuelve el problema monetario del país, no resuelve las causas fundamentales de esos problemas. Imprimir dinero de la nada, solo por resolver el problema de tener una moneda más alta, solo devaluaría ms nuestra moneda