La vanguardia revolucionaria en prisión: tradición de lucha (1931-1958)

Autor: M. Sc. Roberto F. Únger Pérez (*)

Desde el siglo XIX Félix Varela ya había nombrado a la entonces Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud, como la Siberia de Cuba. En 1834 se definiría su destino oficial como centro de deportación y confinamiento, y se asociaba con iguales enclaves penitenciarios norafricanos en Ceuta y Chafarinas.

Foto: Archivo

La conmutación de la pena de trabajo forzoso, por el de traslado a Isla de Pinos del joven revolucionario José Martí Pérez fue posible porque su benefactor, José María Sardá, se había radicado de forma oficial allí, en una finca fundada en 1868, y que llamó El Abra. Martí permaneció en este territorio desde el 13 de octubre y hasta el 18 de diciembre de 1870.

La presencia, ese año, de 295 deportados políticos de seguro ejerció influencia en la sociedad política pinera, sobre todo en la pequeña población de Nueva Gerona, adonde se trasladaba con frecuencia Martí, y tuvo la oportunidad, prohibida en la Habana, por su lejanía de los escenarios de la guerra, de contactar con quienes habían participado o eran colaboradores.

Es conveniente tener en cuenta el testimonio, poco divulgado, sobre la presencia de Martí en Isla de Pinos de la hija del deportado José Bellido de Luna, entonces una niña de nueve años nombrada Cora Bellido de Luna, y publicado por el periodista J. R. González-Reguera en el periódico habanero Ataja, en el año del centenario del Apóstol, en 1953 y citado por el también periodista Diego Rodríguez Molina en el periódico Victoria de Isla de la Juventud:

“Mi papá le tomó cariño enseguida…Y lo hacía venir…a nuestra casa para que se entretuviera entre cubanos…Venían muchos…Leíamos periódicos. Todas las semanas mi papá recibía periódicos de La Habana: El Diario de la Marina, el Diario de Cuba y el Moro y Muza…Pero sus amigos mandaban, escondido entre los periódicos españoles, otros periódicos de los revolucionarios. Hojas impresas, proclamas…Entonces unos cuantos se ponían en el portal…mientras José Martí, que era el que mejor leía, se ponía en el último cuarto de la casa para leer en voz alta…Cuando ya lo habían leído todo, los de atrás se cambiaban con los del portal y Martí volvía a leerlo todo, para los demás… ¡Había días que tenía que leer seis tandas…!”[1]

En la biografía de Martí, “Cesto de llamas”, su autor, Luis Toledo Sande afirmaría: “Dondequiera que se hallara –libre en La Habana, en prisión y en trabajo forzado, relegado en Isla de Pinos, a bordo de un barco o en cualquier punto de su vida itinerante– sería un vocero, un combatiente de la Revolución cubana, y, en esa medida, un soldado de la guerra iniciada el diez de octubre de 1868 y en cuya defensa ya había afrontado para entonces pruebas terribles[2]”.

ACADEMIAS IDEOLÓGICAS

La irrupción al poder del presidente Gerardo Machado significó que se retomara el odiado destino de la ínsula-penal, y el primero de febrero de 1926 colocaba, personalmente, la “primera piedra” de lo que a partir de ese momento sería la mayor cárcel del país, en la que se refundaron las seis más importantes de Cuba bajo el título de Presidio Modelo[3], luego renombrada en la década del ’40, Reclusorio Nacional para Hombres de Isla de Pinos.

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También se replicaría el uso de la instalación carcelaria para reprimir las ideas revolucionarias y/o discordantes con el proyecto político del grupo en el poder. El 16 de septiembre de 1931 arriba la primera cuadrilla de 24 presos políticos procedentes del Castillo del Príncipe y La Cabaña, entre ellos Raúl Roa García, Pablo de la Torriente Brau, los hermanos Barceló Gomila (Gabriel y Matías), que sumaron hasta 539 contabilizados por Pablo, y que guardaron prisión hasta enero de 1933. Algunos llegaron después y otros salieron antes.

Fueron ubicados en el Pabellón No.2 de enfermos mentales, y allí fundaron la academia ideológica, nombrándola Carlos Marx. Así daban continuidad a la “Academia” creada en el Castillo del Príncipe, en enero de 1931, para el debate de temas políticos, a cargo de su “Secretario Perpetuo”: Pablo.[4]

Tras los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, los 29 jóvenes sancionados fueron también trasladados al Reclusorio Nacional de Isla de Pinos. El grupo principal arribó el 13 de octubre de 1953, en igual fecha que el autor intelectual de dicha gesta lo hizo, pero en 1870. Fidel Castro y Fidel Labrador lo harían el 17 de ese mes y año.

Al igual que los primeros revolucionarios de la década del ’30 Fidel y sus compañeros fundaron la Academia Ideológica Abel Santamaría Cuadrado, organizaron la biblioteca Raúl Gómez García y una cooperativa para apoyar la alimentación y otras necesidades a la nueva vanguardia revolucionaria, con independencia de su contribución financiera.

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Fidel imparte clases de oratoria, Economía Política, Filosofía e Historia Universal[5]; reconstruye su histórico alegato La historia me absolverá, organiza su distribución para que el pueblo conociera el programa de lucha; le agita el país a Fulgencio Batista mediante el uso de la propaganda revolucionaria y denuncias de los crímenes con sus compañeros, y la corrupción imperante.

También se puso al frente de la lucha iniciada por el Movimiento de Madres Cubanas, devenido Comité Pro-amnistía de los Presos Políticos de Isla de Pinos, hasta alcanzar la excarcelación el 15 de mayo de 1955. Por eso este período fue nombrado por el líder revolucionario, “prisión fecunda”.

La falsa unidad monolítica del ejército, tantas veces divulgada por Fulgencio Batista Zaldívar, fue ocultada tras los muros de la circular No.4 del Reclusorio Nacional de Isla de Pinos desde 1955: allí fueron aislados los disidentes de la Conspiración del cuatro de abril (El pueblo los identificó como Movimiento de los Puros), de la Motorizada de La Habana, de la Marina de Guerra y la aviación que eran colaboradores del Movimiento Revolucionario 26 de julio, o que no estaban de acuerdo con el régimen tras el golpe de Estado del diez de marzo de 1952. También fueron ubicados en galera una parte de los rebeldes que salvaron su vida en el desembarco del yate Granma, entre ellos Jesús Montané Oropesa; y otros como Armando Hart Dávalos, con intensa lucha clandestina. Había, además, representantes del Partido Socialista Popular que sumaron unos 564; de ellos, 426 del MR-26-7, 106 de las Fuerzas Armadas, diez del Directorio Revolucionario, diez de la Organización Auténtica, siete asaltantes al cuartel Goicuría y cinco del Partido Socialista Popular. [6]

La estructura organizativa del M-26-7 incluía la academia Abel Santamaría (Responsable: Quintín Pino Machado) y la biblioteca Raúl Gómez García (Responsable: Manuel Graña Eiriz) continuadoras de la de los moncadistas.

Las clases se impartían de forma diaria en el patio de la Circular 4; a los que no sabían leer y escribir se les asignaba un alfabetizador. Con posterioridad se organizó la Academia Ideológica o de Adoctrinamiento Enrique Hart Dávalos (Responsable: Armando Hart Dávalos) como resultado del número creciente de combatientes del 26, que sumaron más de 400, para que pudiera ser más efectiva. Los conferencistas de los círculos eran Armando Hart, Quintín Pino, Jesús Montané, Mario Hidalgo, Manuel Stolik, Carlos Chain Soler, entre otros.

Como parte de la labor ideológica había dos periódicos murales manuscritos nombrados Cubanía y Cubanía Suplemento de Noticias, considerados órganos oficiales del Movimiento 26 de Julio en la Circular 4 (Responsable: Jesús Montané Oropesa). La vía para la captación de las noticias era un radio introducido por partes por los miembros de una de las células revolucionarias dirigida por Melba Hernández y Magali Montané en Isla de Pinos[7], que era operado por Casto Amador Hernández. El Partido Socialista Popular también publicaba un pequeño periódico mural dirigido por Lionel Soto, Carta Semanal.

El M- 26-7 creó una cooperativa de alimentos a la cual podía pertenecer todo el que quisiera, pues en un principio el número de las creadas era grande y con ello se mejoraba la comida y protegía a los de escasos recursos.

Fidel Castro, a propuesta de Armando Hart quien aprecia el gran potencial de combatividad desde la prisión, decidió crear la Comisión Nacional de Presos del Movimiento 26 de Julio y designó para que la integraran a Carlos Iglesias Fonseca, Aldo Santamaría Cuadrado, Quintín Pino Machado y Jesús Montané Oropesa. Con posterioridad la integró también Hart. Comenzó a funcionar, aproximadamente, en el segundo trimestre de 1958.[8] En Isla de Pinos sus jefes, en distintas etapas fueron: Aldo Santamaría Cuadrado, Carlos Iglesia Fonseca, Quintín Pino Machado, y Armando Hart Dávalos[9]. El resto de la dirección la componían Mario O. Hidalgo Barrios, Jesús Montané Oropesa, José Ponce Díaz y Quintín Pino Machado cuando no estaba al frente de la organización.[10]

Las academias ideológicas creadas en el período 1931-1958 contribuyeron a forjar las nuevas vanguardias revolucionarias, y revelaron el potencial a desplegar aun en el confinamiento: cuándo hacer la huelga de hambre, cómo utilizar la propaganda en la lucha, estudiar, cohesionar al grupo, definir posiciones ideológicas. El recinto carcelario fue escenario vivo para ello.

(*) Historiador de la Isla de la Juventud

 

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