¡Gracias, Vilma!

Es difícil hablar de su vida en pasado porque la sentimos en presente. En una de sus visitas a la Isla de la Juventud, Vilma recorre la Empresa de Cerámica, y la directora al final del trayecto le expresa que no “es fácil llevar el cargo, la crianza de los hijos y los trajines de la casa”.

Foto: Tomada de internet

Ella le pone la mano en el hombro y le dice: “¿Cómo no lo vas a hacer?, nosotras somos capaces de eso y mucho más. Aquí pueden realizar cosas maravillosas y la cerámica es muy linda y de un gran valor de uso”, así me lo cuenta la extinta Aracelys Silva Salazar, que capta rápido el mensaje y se proyecta con más visión y entrega en una entidad donde impera la fuerza de trabajo femenina.

De la Heroína le impresiona su dulzura, sagacidad y cómo trata de realzar la autoestima de las mujeres; en el intermedio de las reuniones en La Habana le pregunta por su gente y habla acerca de su esposo, de los muchachos, pues a las dos les gusta la vida en familia y crían cuatro hijos: tres hembras y un varón.

La forma de ser de Vilma concuerda con la educación recibida en su hogar, en Santiago de Cuba, donde nace el siete de abril de 1930, hace 95 años. Sus padres José Espín y Margarita Guillois educan a sus seis hijos desde el ejemplo, austeridad y valores éticos, sin ningún tipo de barrera por el origen social, racial o religioso de las personas.

Cursa la primaria, secundaria y en 1948 se titula de Bachiller en Ciencias. Al ingresar en la Universidad de Oriente atesora la amistad de Asela de los Santos Tamayo, alumna de la carrera de Pedagogía, y ella cursa Ingeniería Química. Ambas integran la Federación Estudiantil Universitaria Oriental, distribuyen proclamas, participan en protestas estudiantiles y, siempre delante, asisten a las manifestaciones por las calles santiagueras.

En la Casa de Altos Estudios sobresale como solista de la Coral Universitaria, dirigida por el italiano Juan Viccini, en el grupo de danza (le encanta el cha, cha, cha) y la eligen capitana del equipo de voleibol; es un modelo para sus condiscípulos.

El diez de marzo de 1952 cuando Fulgencio Batista da el golpe de estado recibe la noticia estando en clases; lo ocurrido resulta el despertar de su conciencia y el asalto al cuartel Moncada en su ciudad marca el inicio de una etapa intensa de lucha revolucionaria.

No se inmuta ante el peligro, hace gala de su excelente puntería y una tenacidad que no conoce el imposible: lo demuestra como la Déborah de la clandestinidad participante en el alzamiento del 30 de noviembre de 1956, en apoyo a los expedicionarios del yate Granma; la combatiente del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y del Segundo Frente Oriental Frank País García, dirigido por el entonces Comandante Raúl Castro Ruz, con quien comparte los ideales y el amor durante toda una vida.

Desde el luminoso enero de 1959, Vilma Espín Guillois consagra su existencia a defender los legítimos derechos por la plena igualdad de la mujer cubana, Latinoamérica y del mundo. Funda la Federación de Mujeres Cubanas el 23 de agosto de 1960, junto a Fidel Castro Ruz, quien ese día habla con las más bellas de sus palabras.

Por sus méritos ocupa un escaño en la Asamblea Nacional del Poder Popular, es indiscutible artífice de la creación de los círculos infantiles y con energías insospechadas emprende en continuo ascenso la obra creadora y nuevas formas de trabajo a favor de la inclusión y conseguir la igualdad y equidad de géneros por lo que recibe el respaldo de políticas públicas hasta nuestros días.

Vilma nos acompaña y la mejor manera de honrarla es con la unidad, haciéndoles comprender a las generaciones más jóvenes el sacrificio que costaron estas conquistas y encarando de manera creativa los complejos retos y tareas actuales como dijera José Martí: “(…) con los pies hechos al mismo camino del hombre”.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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