Desde pequeño dice que quiere ser cura, sueño hecho realidad al graduarse de Teología en 1936, a los 19 años.

Guillermo Isaías Sardiñas Menéndez viene de una familia de raíces católicas y comienza sus estudios en el colegio Sagrado Corazón de Jesús de Sagua La Grande, en su ciudad natal.
Con el transcurso de los años, tras diplomarse y oficializar el inicio de su condición sacerdotal en la iglesia catedral de Santiago de Cuba, lo seleccionan por la excelencia de sus calificaciones para cursar estudios superiores en la Universidad Gregoriana de Roma, donde pasa cinco años y termina con acierto la licenciatura en Derecho Canónico.
Regresa de Italia al cierre de 1941 y transita por varias iglesias de pueblitos humildes donde impulsa proyectos sociales, educativos, culturales, recreativos y deportivos, además de realizar colectas para familias necesitadas, hacer bautizos, comuniones, bodas y entierros sin cobro alguno. Le dicen “el Cura de los Pobres”.
Cuando lo nombran párroco en Quivicán desde donde atiende también la iglesia de Alquízar, protagoniza hechos inéditos como poner una bandera detrás de la efigie de la Virgen de la Caridad del Cobre, Santa Patrona de Cuba, y participar en trabajos voluntarios para construir el estadio de béisbol local.

En su condición de nuevo presbítero de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores en Nueva Gerona, llega a la pequeña Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud, el 27 de febrero de 1954.
Allí en su sacristía recibe a numerosos militantes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, que ya se estructura en todo el país tras la excarcelación el 15 de mayo de 1955 de los Moncadistas confinados en el Presidio Modelo y el padre Sardiñas se incorpora a una de sus células.
La Heroína de la República de Cuba Melba Hernández Rodríguez del Rey en cierta ocasión explica que Sardiñas “no ocultaba su pensamiento revolucionario, el pueblo y todo el mundo lo conocía (…) Usó el púlpito para condenar la tiranía. Ya fundado el Ejército Rebelde, nos planteó incorporarse a la Sierra Maestra y nos razonó lo útil que podía ser allí”.
Al unirse Sardiñas Menéndez, con sus 40 años al Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, donde permanece 18 meses como capellán de los bravos soldados del Ejército Rebelde, por encomienda de Fidel Castro Ruz enseña a leer y escribir a los campesinos de la zona y a miembros de la fuerza guerrillera; para ello, improvisa una escuelita donde las piedras del monte le sirven de sillas.
Su incorporación resulta un estímulo en la fuerza rebelde, pues algunos de sus integrantes portan rosarios, cruces, imágenes religiosas y necesitan los consejos espirituales del padre Sardiñas, quien realiza misas, bautismos, casamientos, confiesa y comulga a los creyentes que lo solicitan, como también cura heridos y consuela a heridos graves.
El Cura de los Pobres llora cuando conoce la noticia del triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959: “(…) ¡Cuba era libre! (…) La guerra ha terminado. Cumplimos con nuestro deber de sacerdote y de cubano (…)”, plasma en una carta publicada en la revista Bohemia ese año.
Desde entonces viste una inusual sotana verde olivo, diseñada para él, por Camilo Cienfuegos, quien propone en la aurora de la Revolución triunfante le otorguen el grado de Comandante, máximo rango militar de entonces.
El Sacerdote Comandante muere cuatro años después del triunfo, el 21 de diciembre de 1964: está ingresado por padecer de una hipertensión crónica en el Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Manuel Fajardo. Este día pide permiso para oficiar una boda en la parroquia del Cristo Rey, los médicos se oponen, pero logra salir. Esa misma tarde fallece. Hasta su último día ejerce humildemente su ministerio sacerdotal.
Sardiñas se adelanta a su época; ya que, sin saberlo, es precursor de una corriente social humanista conocida como Teología de la Liberación.
A 60 años de su partida física se le recuerda como el hombre íntegro que el hecho de ser legítimo cristiano lo lleva a ser legítimo revolucionario, y tener el mérito de resultar el primer católico guerrillero en América Latina.
Otros artículos del autor:
- None Found