Para contrarrestar las variaciones del mar

Fue, durante más de siete años, quien nos trajo el combustible desde Cienfuegos o La Habana. En esas travesías José Lara Guerra navegó siempre en buque-tanques o “quimiqueros”.

“Casi todos los puertos con malas condiciones naturales tienen algún tipo de resguardo”, asevera este marinero con larga experiencia internacional/ FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos

“Se les denomina así –precisó– porque pueden cargar los combustibles que usan las termoeléctricas, también diesel o gasolina, en dependencia de las necesidades. Lo que se utiliza para generar electricidad (aclaro) no es petróleo crudo sino un producto, una liga de componentes, a partir del que se extrae en Matanzas”.

Antes de hacer esta ruta, y desde que en 1970 se graduara como Electromecánico Naval, Lara navegó el mundo.

“Estuve tripulando petroleros, portacontenedores, cargueros…  con tripulaciones cubanas o mixtas, y siempre a cargo de la electricidad. Muchas veces como único a bordo con ese rango. Es cosa muy seria, un barco es una ciudad. Tiene planta eléctrica, pizarra de distribución, sistemas automáticos, servomotores, bombas de achique… y todos son dobles; en emergencia, entra en servicio el  sistema de reserva. Quien ocupe ese cargo tiene que ser capaz de repararlo todo, cualquier cosa. ¡Y andar rápido!”

En ese ambiente, a Lara no le faltan anécdotas marineras: “En Sri Lanka nos atacaron dos helicópteros, por error, pero el barco quedó lleno de huecos. Y en Hawái explotaron las bombas de la máquina principal, íbamos para China y estuvimos en tierra todo un mes hasta que nos remolcaron a Japón para reparaciones. En el puerto Havre, en Francia, bajamos a tierra y al regreso nos encontramos con que el barco estaba como a ocho metros más abajo, por efecto de la marea”.

¿Y en Cienfuegos?

“No. Cienfuegos es una bahía de bolsa, con una entrada que no tiene mayores variaciones de nivel. Las mareas ayudan, se usan para entrar o salir”.

Lara, desde su experiencia internacional, ¿cómo se da solución al problema de los altibajos del mar en otros puertos?

“Bueno, Batabanó es una costa abierta y por obligación hay que hacerle una entrada artificial para que el mar no afecte. En el extranjero casi todos los puertos con malas condiciones naturales tienen este tipo de resguardo. Le hacen una especie de muro. Ya sea un pedraplén o con dados de cemento, la cuestión es limitar el efecto del mar para que siempre, al interior del puerto, haya condiciones estables, es decir, para que el mal tiempo no las cambie”.

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