La sangre es un fluido –según Wikipedia y EcuRed– que circula por capilares, venas y arterias de todos los vertebrados e invertebrados. Su color rojo característico se debe a la presencia del pigmento hemoglobínico, contenido en los eritrocitos.
Es un tejido conjuntivo especializado que producen de forma constante las células de los huesos, tiene una matriz coloidal líquida y constitución compleja. Consiste en 80 por ciento (%) de agua y 20% de sustancias sólidas.
FUNCIONES PRINCIPALES
Transportar nutrientes (son distribuidos desde el intestino delgado a todas las células del cuerpo), oxígeno, dióxido de carbono y hormonas.
Tiene función defensiva (la realizan sus glóbulos blancos) contra microbios y otras sustancias causantes de enfermedades.
La sangre es la encargada de taponar las heridas externas e internas que se producen en el cuerpo, función realizada por sus plaquetas.
DEUDA MAYOR CON NO SÉ QUIÉN
“Me ocurrió durante el alumbramiento de mi primera hija, Thalía. Ya estaba en la sala de Maternidad cuando me sobrevino una enorme hemorragia posparto, pero no podía darme cuenta, estaba inconsciente, aunque parecía dormida. Gracias a Dios, quien estaba conmigo de acompañante era mi madre, tiene experiencia de partos y se percató a tiempo de que aquello era anormal.

“Llamó a la enfermera, esta al médico y se formó el corretaje de urgencia. Primero a la camilla y luego a la sala de Preparto donde me reconstruyeron el útero, detuvieron la hemorragia y me hicieron las transfusiones. Todo fue muy rápido. Con dos bolsas me salvaron la vida. Si los médicos no dispusieran de ellas en aquel momento, mi hija sería huérfana. Cary no podría contar conmigo para su vejez, ni mis hermanos; mi esposo, viudo. Lorena, mi segunda hija, no habría tenido la oportunidad de nacer.
“¡Fíjese a cuántos puede beneficiar (a la vez) lo que quizá para algunos parezca una simple donación de sangre!
“Tengo una deuda eterna con no sé quién –no solo con los médicos y enfermeras–. Una deuda mayor con esos individuos que dieron parte de su ser para que alguien pudiera salvarse y sin pedir algo a cambio. Solo nos queda honrarlos en cada centro donde laboren donantes, distinguirles como los vecinos más importantes del barrio, que sientan hasta en lo más profundo cuánto su gesto se agradece. Debiera haber una distinción, una medalla para colgarles al pecho como a los héroes de una guerra, una guerra buena, una guerra contra la muerte. Y que dondequiera que llegaran tuvieran prioridad siempre, en cualquier clase de servicios, ellos lo merecen”.
Julia Esther Garlobo Benítez, especialista en Gestión Económica de la UEB de Comercio, Gastronomía y Servicios, en La Fe.
ESTAMOS HACIENDO DE APAGAFUEGOS…
“Hasta ahora, en nuestro Banco de Sangre no tenemos ningún caso perdido por falta de una transfusión a tiempo. Contamos con personas de reserva, los donantes especiales que lo hacen cada tres meses (los hombres), y cada cuatro las mujeres. No donan para un familiar o vecino sino para quien haga falta.

“Sin embargo, estamos confrontando problemas con la masividad. Antes teníamos más posibilidades de movimiento, el transporte estaba garantizado. Ahora no, y perdemos el aporte de las comunidades. Eso, en ocasiones, nos obliga a hacer de apagafuegos. Y a cualquier hora nos llaman: ‘¡Muévete, tenemos que accionar. Hay un accidente…, se está muriendo una persona!’ Y no disponemos de ese tipo de sangre.
“Antes alquilábamos un taxi, pero ahora no tenemos esa posibilidad. El Sectorial nos apoya, cierto, pero en plena madrugada no es tan fácil situarnos un transporte con la prontitud que demanda la urgencia.
“En cuanto a las campañas, deben ser intersectoriales, donde cada entidad colabore con su aporte. Antes funcionaban a plena vitalidad, ahora no. Sobre todo porque se ha propalado el falso tabú de referirse a la alimentación actual como si fuera un impedimento para donar sangre.
“Lo cierto es que la parte líquida se recupera entre 24 y 48 horas, y con un mínimo de proteínas (como las que recibe el pinero por la canasta familiar normada) se recupera la parte sólida entre 15 y 45 días a partir de la donación realizada.
“Desafortunadamente no hay convenios que comprometan a ningún colectivo. Ni recibimos aquel apoyo, fuerte, de los CDR. Para contrarrestar el déficit actual –hasta cierto punto, no en su totalidad– hacemos una programación destinada a recibir donaciones puntuales.
“Hay entidades como las Far y el Minint que siempre cumplen cuando les corresponde, y algunas empresas que no se han desmarcado como la Eléctrica y Cupet”.
Doctor Juan Carlos Ramos Reyes, facultativo del Banco de Sangre Municipal.
DONO POR SALVAR VIDAS
“Antes de la covid tenía 97, ahora paso de las ciento y tantas, dono cada tres meses. Tengo 45 años y aporto desde los 17, así que podrá imaginarse.
“Hay un protocolo médico invariable: te dan un vaso de refresco antes de la extracción, para hidratarte. Luego te aplican un cuestionario de preguntas, aunque tengas muchas donaciones anteriores, y por último firmas un documento haciendo constar que estás de acuerdo con hacer la siguiente.
“Al salir de la extracción vas directo al pantry y recibes una merienda fuerte en proteínas y café (si tomas). Eso nunca ha fallado; quien diga lo contrario… miente. Por algo lo hará.

“Mi alimentación hogareña es la misma de cualquiera en estos tiempos, la normal, la de la bodega, la que se inventa, la que se lucha o aparece…
“Hay muchas historias, comentarios desinformados, incluso tendenciosos con respecto a las donaciones de sangre. Yo, cada vez que lo hago me siento hasta un poco más liviano, me siento cómodo.
“Dono para salvar vidas. Aquí la salud es gratuita y qué mejor manera de retribuir que donar tu propia sangre”.
Alexánder Matamoros Ponce, programador en la Casa de Cultura La Fe.
SI LA MONTAÑA NO VIENE A TI
En donaciones de sangre tenemos, como se ve, un solo problema, pero es fuerte: se ha perdido el vigor de la masividad. La falta de transporte incide, nadie lo dude, pero hay otras razones y tergiversaciones también.
La solución no está en continuar haciendo de apagafuegos. Se ha tornado imperioso cambiar de estrategia. Esta pudiera estar en la firma de convenios con las empresas, organizaciones políticas y de masa, entidades y centros educacionales. Entre estas –y del mayor interés– el convenio con la dirección municipal de los CDR, que en su agenda tienen la sangre como tarea prioritaria.
No menos importante podría ser la ubicación de puntos móviles de extracción en cada policlínico, y que las ambulancias –sin cambiar su objeto social– también transporten donaciones, en sus viajes con pacientes, hasta el Banco de Sangre.
Otras alternativas pueden haber, es seguro, y quienes tienen de esta especialidad consumada experiencia podrán agregarlas.