En la Empresa Taxi-Cuba junio cerró terminando el mantenimiento integral a los 20 triciclos eléctricos con que cuenta el municipio. Al frente del grupo de especialistas vino Anacleto Toledo Toledo, jefe del taller de ensamblado de triciclos eléctricos en la Empresa de Aplicaciones Narciso López Roselló, de La Habana.

Esta es su segunda visita al territorio, puesto que “estuvimos aquí a principios de marzo haciendo el primer mantenimiento, el de la garantía, cuando los vehículos han recorrido sus primeros 5 000 kilómetros”.
Sobre los trabajos que entonces realizaran, explicó que “revisamos hasta el mínimo detalle. Todos estaban trabajando perfectamente y tuvimos que hacerles solo los mantenimientos establecidos, cambio de aceite, ajuste de tuercas y tornillos, calibración de las baterías…”.
En esta visita Anacleto precisó que “en su cuidado se nota la esmerada participación de los titulares, o sea, sus conductores; están limpios, bonitos y demandaron solo pequeños ajustes en la parte eléctrica. Los triciclos traen algunos elementos que si se tocan sin saber, o por efecto de los baches en la vía, pueden sacarlos de calibración. Los ajustamos y quedaron en perfecto estado”.
Este colectivo de especialistas, según explicara su jefe, hizo un estudio de las rutas, calidad de rodamiento e incidencia en la conservación del importante medio, para “contribuir con propuestas concretas a mantener los equipos de la mejor forma posible y que sean más duraderos”.
Sobre el impacto de los triciclos eléctricos en la transportación de los geronenses, Anacleto constató “que la población está satisfecha con esta alternativa de transporte local. La respuesta ha sido muy positiva y eso recarga la batería de cada uno, la del corazón; he ahí la mayor recompensa, el eco que tiene, como impacto, nuestro trabajo”.
¿Y a quienes se esfuerzan porque así sea –pregunto, casi a la despedida–, cómo los ha atendido la dirección de trasporte en el municipio?
“¡Oh! Siempre que retorno a Batabanó –manifestó–, por las dificultades en la ida y el regreso, digo: ‘¡Qué va! ¡No vengo más a la Isla!’ Pero cuando uno llega aquí cambia de opinión: es ¡tanta la atención, la preocupación por nosotros!… que es lo que más se aprecia. No solo por la dirección de la empresa, sino también por los propios conductores de los equipos, que comprometen a uno a regresar”.