
Para las manos cogidas a la espalda y el paso meditabundo, como acostumbraba cuando sientos de hectáreas de cítrico estaban bajo su responsabilidad. “Debo estar siempre haciendo algo productivo, no esperando a que las cosas me caigan del cielo”, afirma Miguel Hernández Milián, santafeseño de 78 años que ha hecho de su vida lo sentenciado por José Martí cuando escribió que ‘los años pasan, madurando, no envejeciendo…’
“A los jóvenes les aconsejo que estudien y se dejen de tanta conectadera; del otro lado casi siempre hay alguien sin nada por hacer y menos que aportar, mientras la familia quizá necesita de su ayuda y no se la están dando. “Uno puede ser viejo en edad, pero no tonto, y perder el tiempo…, ¡eso no, mi hermano! Tengo una parcela sembrada, participo en las actividades de la comunidad, busco gas a domicilio, cojo sol, sudo, hago ejercicios. Ahí está el secreto. Viejo, como decía Tito Gómez, es quien lo quiera ser”.