Me ha sucedido en diferentes ocasiones, llego y, como corresponde a quien hace su entrada, saludo: “Buenos días…”. Salta entonces el espontáneo “corrector”, me enfoca con mirada de perdonavidas y suelta su reconvención: “Buen día”. Y se queda expectante, mirándome a la cara, seguro de estarme dando una lección de corrección y urbanidad. ¿Nunca le […]