Roberto Francisco Únger Pérez, el profe Únger, como muchos lo conocen, es un enamorado de Nueva Gerona, de la Isla. A ella ha dedicado su vida, por eso no resulta raro que, en agradecimiento, la ínsula le retribuya y dedique la Jornada de la Cultura Pinera 2020.
Aquí nació y se crió, se hizo profesor, dirigente, hombre de pueblo. “Esta es mi ciudad y la disfruto. A los lugares que nos importan hay que aprender a adorarlos cada mañana un poco más y ver cuánto más podemos hacer por ellos en lo material y en su desarrollo cultural, en la disciplina social. Gerona no es solo arquitectura, sino también su gente, sus hombres, mujeres, niños y jóvenes, la forma en la que cada uno de nosotros la sueña y la ayuda a crecer.
“He tenido la suerte de poder contar nuestra historia, de ejercer la crítica y sobre todo de ser parte activa –durante sus años como Presidente de la Asamblea del Poder Popular– de la conducción de procesos importantes de desarrollo local, entre ellos la reincorporación del territorio como centro de preparación de estudiantes extranjeros y la reconstrucción casi total de la Isla tras el paso del huracán Gustav.
“Esas experiencias me donaron mucho, pues me permitieron desarrollar un pensamiento más totalizador acerca de la identidad pinera, que no es más que la confirmación del orgullo de sentirse cubano y de contribuir desde acá al desarrollo de la nación”.
Por mucho tiempo la Isla tuvo en Juan Colina La Rosa a un excelente historiador y luego de su fallecimiento, Únger se encargó de asumir ese puesto con una visión renovada.
“He intentado continuar con ese legado a partir de desarrollar un pensamiento de la historia, que no sea solo contarla, sino contextualizarla a procesos sociales y económicos que le den un sentido a su conocimiento. Necesitamos que la historia sea parte del pasado, un baluarte del presente y una base para forjar el futuro.
“Y este no es solo mi empeño, sino el esfuerzo de varios compañeros y entidades por preservar la memoria histórica de esta tierra y tributar al sentido de pertenencia y la identidad pinera”.
Si hablamos de satisfacción con lo logrado su respuesta es, como mínimo, humilde.
“No te puedo decir que esté por completo satisfecho de lo que he alcanzado en mi vida porque en esta esfera a la que me debo, la del pensamiento, la cultura y la ideología, es complejo lograr un nivel de satisfacción específico, todo resulta muy intangible, pero creo que vamos por buen camino.
“Cada día son más las personas que se acercan a interesarse por la historia, en especial los jóvenes. Llegar a ellos con lenguajes y métodos que les sean atractivos, orientarlos más allá de lo académico, es garantizar una continuidad de ideales y esa es la meta”.
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