En La Demajagua no se confían

La Demajagua, tercera población en importancia de la Isla de la Juventud y a unos 20 kilómetros al suroeste de Nueva Gerona, tiene la satisfacción de no haber registrado casos positivos a la COVID-19, pero lejos de confiarse arrecian las medidas de protección.

Uno de los puntos de control y desinfección. Foto: Melissa Mavis Villar De Bardet

Los más de 5 000 habitantes de ese Consejo Popular se han organizado de tal forma que ellos mismos velan para que las personas no salgan de casa y cuando lo hagan sea con su nasobuco; controlan, junto a los combatientes del Ministerio del Interior y personal de la Salud, los accesos al lugar, donde desinfectan vehículos de todo tipo, impiden salidas sin autorización, atienden a los adultos mayores para que se mantengan en el hogar y no admiten aglomeraciones en colas u otros escenarios que puedan favorecer la trasmisión de la enfermedad.

organizan las colas en la panadería de La Demajagua
Así, con la necesaria distancia entre personas, organizan las colas en la panadería de La Demajagua. Foto: Melissa Mavis Villar De Bardet

“Damos prioridad a ancianos que viven solos, a quienes les llevamos lo que necesitan, desde el desayuno, almuerzo y comida que les prepara el Sistema de Atención a la Familia, hasta medicinas y productos de la bodega, la placita y otros servicios”, afirma Manuel Guisado Sánchez, trabajador del Turismo en Cayo Largo del Sur, movilizado aquí como uno de los más de 40 mensajeros encargados de tales suministros y otras atenciones en ese asentamiento y el cercano Atanagildo Cajigal, también del Consejo Popular.

“Me hace muy feliz este aporte en una batalla por la vida en condiciones excepcionales que agrava la intensificación del bloqueo de EE. UU., pero no nos detiene ni dejamos de cultivar la solidaridad”, agrega sin quitarse su mascarilla sanitaria este donante voluntario de sangre desde hace años.

Otros pobladores hablan con agrado de las variadas ofertas y calidad de la panadería –que además del pan expende panetela, tortica, panqué, señorita y hasta refresco instantáneo–, y de la organización de la cola para comprar, con el distanciamiento entre los consumidores y donde priorizan a quienes llevan lo necesario para los adultos mayores y enfermos.

Así ocurre en otros establecimientos comerciales como las placitas en ambos lugares, las cuales mantienen bien abastecidas los campesinos de las cooperativas Jesús Menéndez y 28 de Enero.

Al frente de los mensajeros está Iván Boza Moret, representante del Inder en el Consejo de Defensa de Zona (CDZ) y director del combinado deportivo, ahora cerrado, pero él se las ingenia para promover desde casa la continuidad de los círculos de abuelos y la ejercitación de los músculos por los demás.

En un alto de su ajetreo destaca el constante enfrentamiento a las indisciplinas y la cooperación de la población y de varias entidades. Entre estas está Recursos Hidráulicos, cuyos trabajadores solucionan la rotura de la conductora principal para el abasto de agua en la comunidad.

Al referirse a los puntos de desinfección, creados con el fin de evitar la propagación del nuevo coronavirus, Olga Lidia De Bardet Portuondo, representante de Salud Pública en el CDZ, dijo que estos cuentan con dos o tres fumigadores encargados de aplicar la solución de agua clorada a vehículos e individuos y uno a pesquisar, quien además de detectar síntomas de posibles enfermos, toma el nombre de choferes, el número de chapa de los autos, hora de entrada y otras observaciones de control.

Fausto Naranjo López, jefe de Sector de la Policía, señala que reciben denuncias e informaciones de la población, incluso de ciudadanos que cumplieron sanciones y desean contribuir con el combate a la
COVID-19 e infracciones que afecten la tranquilidad.

Ha sido vital la labor de los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y otras organizaciones con su apoyo en momentos en que cualquier medida de prevención es poca frente a la pandemia, reconoce Jorge Enmanuel Marzo Chabrol, presidente del Consejo.

Alberto Megret Hinojosa, al frente del CDZ, asegura que “ni las limitaciones materiales como la escasez de petróleo impiden cumplir con las acciones de protección ni dejar de mantener la vitalidad de la vida aquí, pues tenemos carretones, bicicletas y otras alternativas frente a un enemigo invisible que no sabemos por dónde ni cuándo ataca, por eso no nos desmovilizamos ni nos confiamos”.

Foto: Melissa Mavis Villar De Bardet
Foto: Melissa Mavis Villar De Bardet

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