Como es tradición, cada año en la Mayor de las Antillas, jóvenes de diferentes sectores y enseñanzas se dan cita el dos de diciembre para –en simbólico desembarco– rendir tributo a los expedicionarios del yate Granma, una emotiva actividad que en esta ocasión para Lisi estuvo acompañada del susto de su vida.
Desde el día anterior estuvieron de acampada en espera de la memorable fecha, y al llegar las 6:45 de la mañana embarcaron en el navío que los llevaría hasta la playa del campismo Arenas Negras, donde desembarcaron.
Cuando el barco estuvo cerca, uno a uno fueron lazándose al agua, cual guerrillero tras la victoria que, en aquellas décadas de lucha, costó la sangre y la vida de valientes como ellos.
Venían con Lebelman Puerta González, primer secretario de la UJC aquí, a la cabeza y aunque los caballeros fueron sagaces, las cerca de quince féminas no se dejaron amedrentar y saltaron sin temor, entre ellas la funcionaria integral de la UJC, Lisandra Pérez López:
“Es la primera vez que participo y resulta emocionante; sin embargo, mi salto no pareció el mejor, en realidad no sé de qué manera me lancé que sentí el barco me tragaba y al intentar subir perdí dos uñas y me lastimé el brazo con el casco del barco”.
Así expresó Pérez López, quien no dejó de reconocer que fue una jornada muy bonita y una de las experiencias más extremas que ha vivido, la cual ha considerado “el susto de mi vida”.
No eran 82 hombres, la travesía no estuvo igual de difícil y tampoco llegaron escurridizos como lo hicieron los expedicionarios, 62 años atrás, por playas Las Coloradas; no obstante esa acción –llevada a cabo por 45 muchachos– demostró la pujanza y el orgullo de los jóvenes pineros hacia sus héroes y mártires.
El homenaje estuvo dedicado de manera muy especial al legado del Comandante en Jefe Fidel Castro, en el segundo aniversario de su desaparición física, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias y al 60 aniversario del Triunfo de la Revolución.
