Tiempo de Microdosis

El niño se agita en su cama, respira con dificultad, comienzan los estertores, los jadeos, no despertó todavía, pero la madre… ya sabe.  Otro ataque de asma se anuncia, amenaza, y para contrarrestarlo dispone solo de una dosis de aminofilina, el medicamento que mejor le  asienta. Una sola dosis. En la farmacia, la aminofilina… no entró con el envío de esta semana.

Si fuera maga, convertiría esta dosis única en la prevista para 50 días…Magia aparte, tal posibilidad existe. Aunque ella no lo sepa. Se llama Microdosis. La cosecha es así de grandiosa, uno por cincuenta. Su descubridor fue el doctor Eugenio Martínez  Bravo, de la Universidad de Zacatecas, en México. Un hallazgo casual como tantos en el mundo de las ciencias, realizado en el último cuarto del siglo  XX. Se basa en un principio bien conocido por todos. Si llevamos una taza de café a los labios, de inmediato sabemos si está frío o caliente, dulce o amargo, fuerte o claro. Funcionó nuestro sentido del gusto.

Cuando lo mismo ocurre con determinados medicamentos –no todos, por supuesto- nuestro sentido del gusto funciona igual, da la información al cerebro y este, de forma instantánea, desencadena la respuesta curativa apropiada.

La mejoría comienza enseguida y no a los treinta o cuarenta minutos como ocurre con el bombardeo de tabletas al estómago. Bombardeo acompañado, con frecuencia, por daños colaterales.

Las Microdosis, además, no crean hábito. Parece un sueño, pero no lo es, no resulta un sueño irrealizable. En nuestro país, médicos de avanzada lo aplican con excelentes resultados y hace más de veinte años.

¿CARENCIA DE MEDICAMENTOS?

Falta, sí, generalizar su experiencia, nuestra experiencia cubana, y entonces la frecuente falta de medicamentos, esa que tantas veces nos agobia, será mucho menos preocupante. La habremos resuelto con los suministros actuales y por nosotros mismos.

El padre de la terapéutica tan prometedora, entre nosotros, es el doctor Jorge Ávila Guethón, especialista de I Grado en Medicina Interna, Máster en Medicina Tradicional y Natural, Diplomado en Terapia Floral de Bach, autor principal del libro Salud Ecológica, publicado en 2004 por la editorial del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas en nuestro país.

El doctor Ávila Guethón labora actualmente en el policlínico de San Cristóbal, en su Sala de Fisiatría, provincia de Artemisa, y su teléfono es el 4852 3879.

Estuvo en la Isla, tras el paso del huracán Iván, como integrante del  grupo de apoyo que la visitara. Y nos dejó varios expedientes tutorados por él a médicos residentes quienes optaban por el título de especialistas en Medicina General Integral. Entre otros, el uso de la cimetidina en Microdosis para el tratamiento de la úlcera péptica gastroduodenal, o el captopril para el control de la hipertensión  arterial. Dos males de muchísimo arraigo en los tiempos actuales, como si dijéramos de moda, con muy alta prevalencia en todo el país.

DE LA COSECHA PINERA

A inicios de los años 2000 se creó en la Isla de la Juventud un grupo de trabajo para la aplicación de las Microdosis. Lo encabezaba el propio director de Salud Pública en el territorio pinero, doctor Osvaldo Castellanos Rabanal, un técnico empírico para la elaboración de tales medicamentos y la doctora Silvia María García Montesino, encargada de su aplicación en el entonces hospital Comandante Andrés Cuevas, que radicaba en el poblado de La Fe.

La doctora Silvia María tiene ahora 36 años de experiencia en el ejercicio de la medicina y considera aquella experiencia, desarrollada a lo largo de unos cinco años, como muy enriquecedora y reconfortante para cualquier profesional de la Salud.

Utilizábamos medicamentos muy importantes -recuerda-  para patologías crónicas de alta incidencia en la población.

Y entre otros enumera la glibenclamida para la diabetes mellitus con muy buenos resultados evolutivos, o el amicodex para la analgesia en el cáncer, así como el naproxeno y el ibuprufeno en dolores articulares y musculares. También Fenobarbital para la epilepsia, aminofilina para el asma, kogrip para las alergias o ketoconazol para las monilias… dipirona, indometacina, tioridacina y amitriptilina…

Las Microdosis desencadenan un efecto neurohormonal a favor de la mejoría o cura del síntoma -especifica la doctora pinera, y agrega-  una de sus mayores bondades estriba en lo siguiente… el médico no necesita especializarse en un campo diferente, desconocido, complejo, como ocurre con la Homeopatía o las Flores de Bach. Ahora indicará los mismos medicamentos de siempre, para las mismas afecciones acostumbradas, solo que en dosis mínima.

NO ES IGUAL PARA EL PAÍS…

De mi experiencia personal en el uso de las Microdosis -continúa la doctora García Montesino- puedo asegurar que es un método muy efectivo y más inocuo que un tratamiento con las dosis habituales. Tiene además menos o ningún efecto adverso.

“En el plano personal fue para mí como asomarme a un horizonte iniciático, estimulante, algo innovador, me dio un arma… y un convencimiento, se trata de un método terapéutico nuevo el cual debe, por derecho propio, ser generalizado. Y serlo sin demoras… generalizado por la eficacia demostrada, su fácil preparación y ausencia de interacción medicamentosa, así como el sustancial ahorro económico que representa. No es igual para el país lograr un resultado con 60 tabletas al mes, cuando pude obtener lo mismo con el equivalente a dos tabletas”.

 

 

 

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