Bajo el sol de la tarde, las risas de los niños resuenan en el parque infantil El Avión, un espacio que, desde su inauguración en el 2023, se ha convertido en el principal pulmón recreativo del reparto 26 de Julio. Sin embargo, tras dos años de operación, el balance muestra logros, pero también desafíos urgentes que requieren atención.

UN ESFUERZO CONTINUO
José Alberto Redonet Rojas, director de la Empresa Municipal de Servicios Comunales, reconoce que no se han cumplido todas las metas iniciales, pero destaca el esfuerzo por mantener el área verde y las estructuras en funcionamiento.
“Quizá no hemos logrado todo lo que nos planificamos, pero se ha intentado con mucha dedicación mantener el lugar. Entre las reparaciones más urgentes están los aparatos eléctricos, algunos con fallas desde su instalación. El popular perro, uno de los favoritos de los niños, alcanza tal velocidad que termina desajustando sus piezas. Recientemente, dos innovadores de la empresa repararon la pizarra eléctrica que controla tres atracciones: los pingüinos, los caballos y el perro”, afirmó Redonet.

Prosiguió el directivo: “La pizarra tenía protección de cartón, pero la intemperie la dañó. Ahora le hemos instalado una caja de metal y repuesto los botones oxidados. Se espera que para la segunda quincena de agosto estos equipos vuelvan a funcionar, devolviéndole dinamismo al parque”.
El presupuesto asignado para mantenimiento es de 200 000 pesos al año, sin incluir salarios. Aun así, los ingresos por entradas a 20 pesos por persona, apenas alcanzaron 12 000 pesos el mes pasado, lo que refleja la necesidad de más apoyo institucional.
DESDE EL LUGAR Y EL CIBERESPACIO
Padres y niños conviven entre avioncitos, toboganes y áreas verdes. Pero, ¿cumple este espacio con las expectativas de las familias? Para responder esta pregunta, se recogieron testimonios de padres y analizaron las reacciones de los seguidores de la página institucional de Facebook Periódico Victoria Isla, tras una reciente publicación sobre los horarios del lugar.

El Avión pretende ser un referente de la infancia pinera. Pero las entrevistas y las reacciones en redes sociales coinciden en un punto: la necesidad de mejoras en mantenimiento, seguridad y servicios básicos para que este espacio no pierda utilidad.
El padre de Lucas y Leo comentó: “Es un sitio de interacción donde unos con otros nos conocemos, los niños hacen amigos, se divierten. Es un espacio social más que un simple parque. Eso no tiene precio”.
Llegó Antony acompañado de su madre quien nos regaló su opinión: “Se agradece el esfuerzo de los que laboran aquí, pero van faltando opciones recreativas y la venta de golosinas, sin hablar de la escasa sombra que existe”.
Mientras que en el entorno digital desde las reacciones en Facebook de nuestra página institucional el pasado seis de agosto ha generado diversos comentarios. Un análisis de las interacciones revela dos posturas recurrentes:
La internauta Yenisel Sariol Tamayo expuso su criterio: “Yo llevo a mi niña pero hay pocas opciones, juegos rotos o en malas condiciones. Un sol insoportable y rara vez venden algo”.
También Yeneisa Peña Turro dejó claro su insatisfacción: “El fin de semana fui y mi niño de ocho años no pudo montar nada. Casi todo roto y el tobogán con varios huecos, un peligro. Te cobran 20 pesos, imagino que para pagarle al sonidista. Y no estaban vendiendo nada de comer. Ni hablar del sol y lo caliente que se ponen los aparatos. Mi niño tenía tremendo embullo y vino peor al ver el mal estado de los equipos… No lo hago en aras de criticar, sino de que lo arreglen y le den mantenimiento. Igual todos debemos cuidar el parque cuando lo visitemos”.
HORARIOS, SEGURIDAD Y SERVICIOS
El parque opera de martes a viernes (4:00 PM – 8:00 PM) y los fines de semana (10:00 AM – 8:00 PM). Los lunes se dedican al mantenimiento: limpieza de baños, jardinería y revisión de estructuras.
“Las aceras con las que cuenta el espacio también están a disposición de los pequeños para que monten bicicletas o carriolas sin ningún peligro”, acotó Redonet Rojas.

Según el directivo la empresa tiene un sistema de supervisión y vigilancia para garantizar la seguridad de los niños y de los equipos. El departamento de Recursos Humanos realiza inspecciones para alertar de cualquier situación allí, además los propios trabajadores son los encargados de proteger el sitio.
María del Carmen Pupo Pérez, encargada de venta de entradas, subraya el compromiso con la seguridad infantil: “Queremos que los niños disfruten de un lugar seguro”.
Sin embargo, no todo es perfecto. La canal grande tuvo que ser clausurada por fallas técnicas, y gestiones con la Empresa de Pescaisla buscan su reparación.
Además, la falta de un vendedor de golosinas, un servicio antes ofrecido por un trabajador por cuenta propia, ha dejado una brecha en la experiencia recreativa.
En tal sentido, José Alberto Redonet agregó: “Las puertas están abiertas a los cuentapropistas que quieran aportar con su emprendimiento allí, dígase con el alquiler del espacio para castillos inflables, bicicletas y carritos eléctricos. Toda propuesta es bienvenida si es bienestar para los infantes”.
SOMBRA, CULTURA Y FUTURO
Uno de los mayores retos ha sido proveer áreas de sombra. Aunque los framboyanes ya ofrecen algo de frescor, el proceso de crecimiento es lento. No obstante, en las áreas de descanso para los padres y visitantes, pretenden continuar la siembra de árboles que garanticen un poco de confort al lugar.
El parque cuenta con baños públicos accesibles y en buen estado, existen rampas de acceso para personas con discapacidad y cuenta con suficiente iluminación para ser utilizado en horarios vespertinos o nocturnos, además de música infantil disponible que ameniza las tardes para los infantes.

En el ámbito cultural, las actividades programadas han disminuido. Redonet admitió que antes había eventos dos veces al mes, pero ahora trabajan con la Dirección Municipal de Cultura para reactivarlos.
Si bien el mantenimiento físico del espacio parece ser prioridad, la carencia de una estrategia clara de recreación, especialmente para la temporada de verano, deja en evidencia una gestión incompleta.
Debe ser prioridad para la entidad garantizar actividades que dinamicen su uso y lo conviertan en un verdadero punto de encuentro comunitario. La falta de programación recreativa durante la etapa estival refleja una desconexión entre las necesidades ciudadanas y la planificación institucional.
Este colectivo debería reforzar no solo el aspecto logístico, sino también el social, diseñando talleres, juegos dirigidos, eventos culturales que incentiven la convivencia y el disfrute seguro. De lo contrario el parque corre el riesgo de convertirse en un lugar bien cuidado, pero subutilizado. La comunidad merece más que un espacio limpio: merece uno vivo.
LLAMADO URGENTE
El parque El Avión es el único de su tipo en el territorio, evocando nostalgia en quienes recuerdan los antiguos Caballitos, desaparecidos tras el huracán Gustav en el 2008.
Las instituciones culturales y los emprendedores privados y el Gobierno local deben unirse para revitalizarlo. No solo con mantenimiento, sino con eventos, servicios adicionales y mayor inversión.
“Es responsabilidad de todos cuidar lo que tanto deseábamos: un lugar de esparcimiento para nuestros niños, ahora, el desafío es pulir las deficiencias con inteligencia y compromiso colectivo”, reflexionó Redonet.
El parque es un símbolo de lo que ocurre cuando el esfuerzo choca con la escasez. Su existencia demuestra compromiso, pero también revela una verdad incómoda: sin recursos suficientes y trabajo intersectorial, los espacios públicos se estancan.
Mientras los niños siguen corriendo entre los juegos, la pregunta queda en el aire: ¿Podrá este parque convertirse en el referente recreativo que la Isla necesita, o se quedará en un proyecto a medias? La respuesta depende de acciones concretas y prioridad para el Gobierno local.
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