Viuda de colombiano muerto en ataque de EEUU en el Caribe denuncia que le arrebataron la vida injustamente

Buscan salida a la tensión bilateral

Según fuentes colombianas, la lancha estaba a la deriva y con la señal de avería puesta al tener un motor arriba. Foto: Captura/ Tomada de @AntonioJCorreaJ.

La esposa de un colombiano abatido en el Caribe por militares de Estados Unidos, como parte de una ola de ataques contra supuestas embarcaciones de tráfico de drogas que ha dejado una treintena de muertos, denunció que a su marido le arrebataron la vida injustamente pues en realidad era un pescador.

Alejandro Carranza, de 40 años, fue asesinado en aguas colombianas en medio del despliegue ordenado por el presidente estadounidense, Donald Trump, con el argumento de detener el narcotráfico.

En declaraciones a AFP, la viuda, Katerine Hernández, aseguró en la ciudad de Santa Marta que el hombre salió de su casa a pescar en mar abierto. “Era un muchacho de bien. ¿Por qué le fueron a arrebatar la vida así como se la arrebataron?”, preguntó.

Según autoridades colombianas, la lancha estaba a la deriva y con la señal de avería puesta al tener un motor arriba.

 

El presidente Gustavo Petro ha denunciado los ataques del ejército estadounidense contra pequeñas embarcaciones en el Caribe, que han matado a casi 30 personas y escalado las tensiones en la región. Muchos expertos legales, demócratas en el Congrreso y activistas de derechos humanos también han cuestionado o condenado la serie de acciones militares.

Buscan salida a la tensión bilateral

Colombia se mostró optimista este martes al informar los resultados de una reunión que sostuvieron la víspera el presidente Gustavo Petro y el encargado de negocios de Estados Unidos en Colombia, John T. MacNamara, en medio de la tensión bilateral que se agudizó hasta llegar al retiro de la ayuda a Colombia y una amenaza de aranceles.

“Ambos países coincidieron en que este es el primer acercamiento para subsanar el actual impasse en las relaciones bilaterales y que se sostendrán nuevas reuniones con el objetivo de llegar a una pronta solución”, dijo la Cancillería en un comunicado.

En la reunión en el palacio presidencial en Bogotá también estuvo presente el embajador ante Estados Unidos, Daniel García-Peña Jaramillo, quien fue llamado a consultas por Petro en protesta por los dichos fuera de lugar del presidente Donald Trump, quien llamó al colombiano un “capo de las drogas”, asegurando que no “hace nada para detener” la producción de narcóticos en su país.

El ataque de Trump llegó luego de que Petro cuestionara el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe, asegurando que los ataques letales a las lanchas que presuntamente llevan drogas son “asesinatos”.

La Cancillería colombiana no detalló si en la reunión entre Petro y MacNamara hablaron sobre los ataques a las embarcaciones en el Caribe, pero sí indicó que un tema central fue la política antinarcóticos.

Según el reporte, Colombia ratificó su compromiso en ampliar el programa para que campesinos que cultivan hoja de coca reemplacen la economía lícita, parte medular en la política de drogas de Petro.

“Los altos funcionarios ratificaron el compromiso de ambas partes en mejorar las estrategias de lucha antidrogas”, señaló la Cancillería.

Colombia reiteró la “importancia de que Estados Unidos se base en las cifras reales de la lucha contra las drogas en Colombia” para tomar sus decisiones, dado que en septiembre decidió descertificar al país en sus esfuerzos en la lucha antinarcóticos por primera vez en tres décadas.

La Cancillería indicó que el encargado de negocios estadounidense manifestó que la decisión de incrementar o no los aranceles a Colombia corresponde a Trump, un tema que mantiene en vilo a los empresarios colombianos debido a que Estados Unidos es el principal socio comercial del país.

Trump dijo el domingo por la noche que aumentaría los aranceles a Colombia y detendría todos los pagos a la nación sudamericana, intensificando una disputa que se deriva de los ataques del ejército estadounidense contra embarcaciones que supuestamente transportan drogas en la región.

Colombia actualmente paga aranceles del 10% sobre la mayoría de las importaciones a Estados Unidos, el nivel de referencia que Trump ha impuesto a muchos países.

Más temprano el domingo, Trump llamó al presidente colombiano Gustavo Petro un “capo de las drogas”.

El fin de semana, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, escribió en X que el Pentágono había destruido un barco y matado a tres personas el viernes “en el área de responsabilidad del Comando Sur de Estados Unidos”, que incluye el Caribe.

Hegseth dijo que el barco estaba afiliado al Ejército de Liberación Nacional y estaba involucrado en el contrabando ilícito de narcóticos, sin ofrecer evidencia para respaldar la afirmación.

Petro aclaró luego que el barco pertenecía a una “familia humilde”, no a un grupo rebelde, mientras que su Gobierno calificaba como ofensivos los comentarios del magnate al frente de la Casa Blanca.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia se comprometió a buscar apoyo internacional en defensa de Petro y la autonomía del país. “Estas acusaciones son un acto extremadamente grave y socavan la dignidad del presidente de los colombianos”, dijo en un comunicado.

Los ataques de Estados Unidos contra embarcaciones se producen en el contexto de una acumulación militar estadounidense en el Caribe que incluye destructores de misiles guiados, aviones de combate F-35, un submarino nuclear y alrededor de 6 500 soldados mientras Trump intensifica sus amenazas al Gobierno venezolano.

El miércoles de la pasada semana, el mandatario reveló que había autorizado a la CIA a realizar operaciones encubiertas dentro de Venezuela.

Este lunes, la Fiscalía de Ecuador informó que no detendrá al sobreviviente ecuatoriano de un ataque militar estadounidense contra un presunto barco narcotraficante en el Caribe, la pasada semana.

El hombre, rescatado por las fuerzas estadounidenses después del ataque, llegó a Ecuador el sábado y fue liberado después de que la Fiscalía dijera que no había evidencia de un delito cometido.

(Con información de AFP, AP y Reuters)

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