
A un año de haber comenzado, la “guerra” entre las facciones del Cártel de Sinaloa ha dejado un saldo de por lo menos 1.850 muertes violentas, 1.615 detenciones, 1.804 desapariciones forzadas y millonarias pérdidas económicas, reveló el diario El Universal.
De acuerdo con el reporte, la mayoría de las víctimas fatales son hombres jóvenes, pero también hay mujeres, niñas y niños. Se incluyen, además, los asesinatos de 46 elementos de seguridad de corporaciones municipales, estatales y federales.
Con respecto a las desapariciones forzadas, 643 víctimas han sido localizadas, 136 de ellas sin vida.
La violencia ha dejado pérdidas económicas de 36.000 millones de pesos (1.935 millones dólares), así como la desaparición de 35.000 empleos y el cierre de 2.800 negocios. En las calles, el aumento de la criminalidad se ha reflejado en el el despojo de 7.810 vehículos.
El Gobierno ha respondido con el envío de más de 14.000 efectivos y las frecuentes giras del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, pero los sinaloenses reclaman que, pese a los operativos policiales y militares, las balaceras, los asesinatos, las desapariciones y los robos no cesan.
En respuesta, las autoridades han informado la detención de 1.615 personas que cometieron delitos de alto impacto; además del aseguramiento de 3.000 armas de fuego y 64 toneladas de drogas. Del mismo modo, han desmantelado 105 laboratorios de metanfetaminas.
La vida cotidiana ha tenido impactos significativos, como el caso de los menores de edad y los profesores, que ya conocen los protocolos que deben seguir ante eventuales balaceras.
El germen de la violencia
El 9 de septiembre del año pasado comenzaron los primeros enfrentamientos armados entre ‘Los Chapitos’, los hijos del capo Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, quien cumple una pena a cadena perpetua en EE.UU.; y el grupo ‘La Mayiza’ que responde a Ismael ‘El Mayo’ Zambada.
Ambos grupos del Cártel de Sinaloa arrastraban una fuerte tensión, que se transformó en un enfrentamiento armado luego de que, en julio de 2024, Joaquín Guzmán López, uno de ‘Los Chapitos’, se entregara a las agencias de EE.UU. en Texas y llevara con él a Zambada, quien denunció un secuestro.
La tesis ha sido avalada por el Gobierno de México, que fue excluido por completo de este operativo y que, desde entonces ha reclamado, sin éxito, mayor información. Por eso, de manera recurrente, la presidenta Claudia Sheinbaum responsabiliza a EE.UU. de la violencia que desató en Sinaloa la detención de Zambada. La tensión bilateral por este tema es permanente.
El problema es que, más de un año después, el operativo de la detención de ‘El Mayo’ sigue sumido en el misterio, en tanto que el capo ya alcanzó un acuerdo con EE.UU. para declararse culpable, al igual que ya lo hizo antes su rival, Ovidio Guzmán López, otro de los hijos de ‘El Chapo’.
Los pactos con los narcotraficantes también han sido criticados por Sheinbaum, quien cada tanto denuncia la incongruencia de EE.UU. de haber declarado como “terroristas” a los narcos, para luego negociar con ellos con el fin de usarlos como testigos protegidos. Mientras tanto, la violencia en Sinaloa no se detiene.
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