Vindicación que aún nos alerta

Hicieron bien algunos clubes de la Sociedad Cultural José Martí y otros colectivos al reflexionar por estos días en la respuesta contundente e inmediata dada por el Apóstol a un artículo injurioso, arrogante y anexionista aparecido en medios de prensa de Estados Unidos.

La celebración del aniversario 135 de ese enérgico y viril documento que ha trascendido como Vindicación de Cuba, publicado en TheEvening Post el 25 de marzo de 1889, en New York, donde se encontraba gestando la continuidad de la batalla independentista de su pueblo, devino motivación para el útil acercamiento.

Ante los insultos a los cubanos para desmoralizarlos tras diez años de guerra, como siguen haciendo hoy desde esa nación, Martí escribió y exigió fuera publicada esa réplica en que refuta la infamia mediática y desmiente una a una las falacias y ofensas a los hijos de Cuba con argumentos rotundos a la campaña difamatoria iniciada días antes en TheManufacturer, de Filadelfia, y de la cual se hizo eco el TheEvening Post.

El pensador cubano no solo rechaza la nefasta idea de la anexión de Cuba a los Estados Unidos sino que, además, defiende la valía de los cubanos, tildados entonces por la prensa yanqui de inútiles, afeminados, perezosos, cobardes y otras diatribas y humillaciones que hoy prosiguen junto al cerco económico.

Todo es parte de su sucia labor subversiva para programas injerencistas y provocaciones, engordados por millonarias sumas de dinero del Gobierno estadounidense para pagar a sus mercenarios y agresiva mafia.

Una burda campaña de descrédito se orquestó, entonces como ahora, dirigida a delinear la imagen de “pueblo inferior”, incapaz de autogobernarse, con lo cual se intentaba justificar, a mediano plazo, la posibilidad de la anexión de la Isla, apetecida por el gobierno norteño y precedida por intentos fallidos de comprarla a España.

Martí describe a sus compatriotas como hombres que han peleado como gigantes para ser libres, recuerda que más de un americano derramó su sangre en la guerra de Cuba, comparada por observadores extranjeros como la epopeya de todo un pueblo, que llevó al abandono voluntario de la riqueza, la abolición de la esclavitud en el primer momento de la libertad, el incendio de sus ciudades y mantener a raya durante diez años a un adversario poderoso, que perdió 200 mil hombres a manos de un pequeño ejército de patriotas.

Con acierto la evocación enfatizó en la vigencia de esa estrategia comunicativa muy bien pensada por Martí, quien incluso hizo llegar a la patria su réplica al ultraje, pues mantenía correspondencia habitual con lo mejor de la intelectualidad cubana asentada en la Isla cual efectivas redes sociales en su tiempo.

Así La Habana Elegante publicó un artículo, en su sección Carta de Nueva York, el 28 de abril de 1889, titulado Cuba y los Estados Unidos, en el que se aludía a la publicación del folleto homónimo de Martí.

En efecto, burlando las prohibiciones del gobierno español, estaba difundiendo en la Patria un texto de profundo contenido independen­tista y antimperialista, en el que ahonda en el carácter del cubano y las esencias de su lucha interminable, a la vez que deviene uno de los más esclarecedores de su pensamiento, sobre todo por su preclara alerta de los peligros de las apetencias de EEUU.

Por eso su relectura hoy nos ofrece lecciones valiosas y oportunas frente a las distorsiones de nuestra realidad, formuladas desde los centros de poder imperial que muestran en toda su envergadura la crueldad y vileza de esa tiranía de la mentira y el terror.

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Historia Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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