Debido a la inhabilitación del parqueo de bicicletas que funcionaba en el estadio Cristóbal Labra los aficionados que allí acuden para apoyar la actuación de los piratas u otro equipo se ven en la obligación de guarecer sus bicicletas en el interior de la instalación, lo cual atenta contra el orden, la disciplina y la estética, además de dar una imagen desagradable del concurrido lugar, da lugar a delitos y limita el disfrute del juego por quienes tienen que estar más pendientes de su medio de transporte que de los topes beisboleros.
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