
La Cuba del 2022 no está muy alejada a la de 1966, cuando Tomás Gutiérrez Alea dirigió el filme La muerte de un burócrata, una sátira sobre la absurda gestión que se ve obligada a hacer una viuda para cobrar la pensión de su esposo fallecido. Hacer un trámite equivale a una amplia dosis de sinsabores, sabidos incluso antes de iniciar la gestión.
Detrás hay colas, pérdida de tiempo y corruptelas a cambio de agilidades. Por ejemplo, obtener un certificado de nacimiento puede demorar de dos hasta 15 días hábiles. Aquellos que carecen de tiempo y encuentran las vías, pagan considerables sumas para “resolver la situación”. Esto es un primer acercamiento a un tema que tiene muchísima tela por donde cortar.
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Neris* estaba casada con un muchacho que se fue para España a estudiar una maestría y no regresó al país. Al tiempo decidieron divorciarse y cuando se informó sobre el tema le dijeron que la vía que tenía para hacerlo era mediante un divorcio por rebeldía en los bufetes colectivos.
Fue al de Plaza de la Revolución, la atendió una abogada y le explicó el procedimiento a seguir. “Lo primero que me dijo fue que se iba a demorar porque había atrasos en el tribunal. Me recomendó que él hiciera un poder para que mi mamá firmara el divorcio. Legalizaron el documento en el Minrex y cuando estaba de regreso la abogada refirió que no le servía, pero que lo podía utilizar ante un notario y tramitar por esa vía el divorcio. Me hicieron meses esperar y perder el tiempo cuando lo podía resolver desde un primer momento por la notaría. Es agotador que te manden de un lugar a otro y que todo se demore tanto”.
La semana pasada Neris pudo solicitar finalmente el divorcio por la notaría con el poder que su esposo hizo para que firmara otra persona. Espera desde los primeros días de julio que inició el trámite y el 9 de noviembre se supone que le entregan la inscripción de divorcio. “A los 15 días puedo solicitar la certificación por el registro civil. Todo es burocracia y peloteo”.
Por su parte, Ileana, vecina del Cerro, denuncia que en la oficina del Carnet de Identidad, hay colas enormes y los turnos se venden por los coleros en 400 pesos. Personas duermen desde el día anterior para lograr realizar cualquier trámite.
“Fui a hacer el traslado provisional de mi mamá para la casa de mi hermana. La cola se desordenó. Aparentemente hacíamos el cinco de la segunda vuelta y pasamos a un veintipico porque empezaron a llegar más personas. Uno le marca a otro y ahí está el negocio porque te das cuenta que no son conocidos, sino coleros que se dedican a eso”.
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Oficina del Registro Civil del municipio de Plaza de la Revolución. 12:15 pm y más de 60 personas esparcidas en toda la cuadra esperan su turno. Foto: Cubadebate.
En siete meses, desde octubre de 2021 hasta abril de este año, cerca de 115 000 cubanos entraron a territorio estadounidense de forma irregular por la frontera mexicana, tres veces más que durante el pasado año fiscal (entre el 1 de octubre de 2020 y el 30 de septiembre de 2021, cuando 38 500 cubanos llegaron a EE.UU. por la misma vía), cita el artículo “Panorámica histórica de la migración cubana y el delito de tráfico de personas” publicado en Cubadebate por el Dr. Arnel Medina Cuenca.
Esta situación trae consigo un aumento en los trámites: venta de inmuebles, certificaciones de nacimiento, poderes notariales, pasaportes, solicitud de visas de tránsito, ect. A ello se suma la paralización por largos periodos de la atención presencial de la mayoría de los servicios que presta la administración pública a causa de la covid-19.
Para indagar en el tema, Cubadebate se acercó hasta la Oficina del Registro Civil del municipio Plaza de la Revolución. 12:15 pm y más de 60 personas esparcidas en toda la cuadra esperan su turno.
“El primero está aquí desde que terminó anoche el noticiero. Llegué a las 6 de la mañana y soy el 12 en la cola. Para recoger los documentos, si no estás entre los 20 números viniste por gusto”, comenta uno de los jóvenes que aguardan su turno, con la satisfacción de que, a pesar de la espera, después de tres días logrará tener en sus manos la inscripción de nacimiento.
“La gente madruga. Esta situación ha empeorado, antes no era así”, dice otra ciudadana de unos 35 años de edad. “Comienzan a pasar a partir de la 1 de la tarde, de 20 en 20, pero son muy lentos. Ayer vine y tuve que dejar la cola a medias porque tenía que recoger a la niña en el círculo infantil. A las 3:30 no habían entrado ni un tercio del primer grupo”.
La mayoría de los que esperaban hicieron la solicitud online, pero, “te dicen que vengas a los cinco días, pero siempre se demora una semana o incluso más. Tienes que revisar el documento con los ojos abiertos porque si tiene errores es peor y ese tiempo se multiplica”, dice la joven pelirroja.
Al lado, un muchacho de unos 30 años agrega: “Son demasiado lentos y el proceso depende de su eficiencia. Si se va la corriente y empiezan a las dos se demoran más. Ayer una de las que atiende al público dijo que iba al baño y se fue al agro a comprar. Es una falta de respeto”.
“Y te aconsejo muchacha –agrega la pelirroja– que si haces la solicitud online escribas en un papel los datos porque te dicen que no aceptan el código en el teléfono”.
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La tortura de la espera de Ernesto*
Desde 2017 Ernesto empezó los trámites para poner la casa de su mamá a nombre de ambos. “Primero actualicé unos papeles de límites y linderos y de enumeración de la casa, pero dejé ese proceso a medias. Cuando decidí retomarlo, fui a la notaría que queda en 20 de Mayo para informarme sobre el procedimiento. Me dijeron que el trámite se llamaba ‘Sesión de participación’, que es cuando el propietario cede el porciento que decida a la otra persona”.
De ahí, le pidieron inscribir el inmueble en el Registro de Propiedad de la Vivienda. “Supuestamente era lo único que faltaba, pero también tuve que sacar una certificación de nacimiento para probar el vínculo entre mi mamá y yo. Lo hice online y tomé un screenshots para tener los datos disponibles.
“Cuando fui a recoger la inscripción, cogieron el libro donde estaban mi tomo y folio y teclearon esos datos para incorporarlos al registro online. Se cayó el sistema y tuve que regresar al día siguiente. Cuando llegué el documento tenía incorrecto el nombre y el lugar de nacimiento de mi papá, porque lo copiaron mal del libro inicial. Arreglaron el error y me entregaron el papel”.
Con la certificación de nacimiento y el Registro de la Propiedad de la Vivienda regresó al mes a la notaría y pidió cita para realizar el procedimiento.
“Cuando se saca el turno ellos se quedan con la propiedad vieja y el resto de los documentos para hacer con tiempo el expediente. Ese día fuimos e hicieron la propiedad nueva, pero cuando la revisé tenía errores. Aunque lo arreglaron, nos demoramos más de tres horas en el proceso. En ese momento la notaria me explica que debía ir a un Bufete para que un abogado me llenara unas planillas, después al banco y pagar el impuesto correspondiente al trámite”.
Luego, con ese recibo de caja y la nueva propiedad, Ernesto fue al Registro de la Vivienda a solicitar la inscripción por segunda vez. Cuando regresó a los 15 días, el documento tenía un error. Le pidieron volver a la semana para subsanarlo y cuando lo hizo, continuaba la misma errata.
“En resumen, no se da la información necesaria de los procesos que existen, y eso es algo que debería estar en todas partes, porque lo requerimientos no varían”, comenta el habanero.
Asimismo, considera que los tiempos son extremos, como por ejemplo en el Registro Civil. “No se concibe que pida un extracto de mi certificación de nacimiento en el mismo Registro Civil donde está archivada, que demore dos semanas, y para colmo tenga errores. Y las legalizaciones deberían funcionar más rápido. Más allá de que hay varias instituciones que las tramitan, el Minrex es uno solo, por lo que todo termina en ellos. Deberían tener cientos de personas en función de eso para acortar los plazos y no estar siempre atrasados, porque mientras más legalizaciones se piden, más demora existe”.
Es un cuento de horror y misterio —agrega Ernesto. Siempre pienso que es por falta de organización de las instituciones de la administración pública.
“Las personas no están lo suficientemente preparadas, algunas incluso no saben tratar con el público, y como quiera que sea la administración pública está para servir a la gente, para proporcionarle la asistencia y los datos que necesitan en sus trámites. Es un sector que debería funcionar a las mil maravillas, ayudando así al resto de las cosas”.
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Oficina del Registro Civil del municipio de Plaza de la Revolución. 12:15 pm y más de 60 personas esparcidas en toda la cuadra esperan su turno. Foto: Cubadebate.
Alberto* iba a salir del país y le urgía una serie de documentos. Tenía el tiempo en su contra y decidió optar por pagar para que la gestión saliera más rápido.
“Eso es un mecanismo viejo que funciona por contactos. Todo el mundo tiene precio”, agrega.
Según este capitalino, antes de iniciar el trámite te cuentan la peor novela de horror y cuando le haces una propuesta de “arreglarse” te dicen que van a ver qué se puede hacer. Ese pago es a lo que ellos le llaman “ser gentiles”.
“Por arriba, una inscripción de nacimiento te puede costar de 300 a 500 pesos, un poder legal de 1 000 a 2 000, compra/venta de vivienda 20 000, autos 10 000, movimientos migratorios 2 000 a 3 000 y la copia de poder 1 000. Pagas para que la gestión sea rápida y sin cola. El que te dio el contacto te dice el precio y a esa persona solo le das el dinero, o al contacto y luego ellos se arreglan”.
Alberto consiguió “resolver” algunos trámites en Marianao, Playa, Cerro, Centro Habana y Mantilla. “Lo único que no logré fue acelerar la entrega de los documentos de identidad. Pero imagínate, esa gente cobran malos salarios y así es como sobreviven”.
Esta red de corrupción se extiende a un considerable número de oficinas de trámites en el país. Según Pedro Lizardo Garcés, delegado circunscripción 6 del Consejo Popular Rampa y vicepresidente del Consejo Popular , hay un estado de opinión generalizado –aunque no se ha logrado probar nada– de que en la Oficoda se paga, supuestamente 300 pesos, para obtener los duplicados cuando se pierden las libretas de abastecimiento, que después se utilizan para acaparar productos que se comercializan en la red de tiendas de Caribe y Cimex.
“¿Por qué no trasparentan la información de los núcleos familiares para actualizar la aplicación Cola.cu cómo hace falta en estos momentos?”, se cuestiona el delegado.
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La solución definitivamente es la automatización de los procesos. Claro, pero efectiva, que funcione en la práctica, aunque aún existe una obsolescencia tecnológica que impide este desarrollo. Hablamos de oficinas con una sola computadora, por ejemplo, que se refleja en la lentitud de los trámites, colas e insatisfacción de la población.
El Registro Civil tiene un sistema online donde haces la solicitud y supuestamente puedes trazar por dónde va el trámite, pero la plataforma está desactualizada y no funciona. A los efectos, solicitarlo online o presencial no tiene ningún beneficio, excepto el tiempo de espera en la cola.
Los que laboran en esas oficinas tienen que ser personas con cultura de servicio, y preparadas para asistir, explicar y ayudar. Además, también hay escasa relación entre las instituciones, ya sea municipales o provinciales, en el intercambio de datos e información.
Falta coordinación y sentido de pertenencia. Sensibilidad, empatía y ponerse en el lugar del quien espera semanas y semanas y tiene que ir de un lugar a otro para hacer un simple trámite. Pero en la mayoría de los casos el asunto es sobre todo mental, de aptitudes para innovar y repensar las gestiones por diferentes vías. Los servidores públicos se deben al pueblo. No hay otra manera.
(Continuará…)
*Los entrevistados prefirieron ocultar su identidad para este reportaje.
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