Uno de los documentos más traducidos, pero a la vez torcido por el gobierno de Estados Unidos, es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada el diez de diciembre de 1948, documento que mientras es letra muerta en muchos países por la desigualdad, gobiernos de espaldas al pueblo, el odio y la intolerancia, el imperio manipula a su favor.

Contra Cuba abundan en Internet falacias muy lejos de la realidad.
A pesar de constituir el bloqueo yanqui la más cruel violación de los derechos humanos, Cuba busca asegurar el desarrollo social y elevar la calidad de vida y seguridad ciudadana, sobreponiéndose a carencias increíbles, pero con la satisfacción de haber conquistado sus derechos fundamentales, entre los cuales están la dignidad y libertad de las personas.
Cuba defiende desde cada familia, comunidad y colectivo los Derechos Humanos para todos, por eso escuelas y barriadas celebran derechos que aquí son patrimonio del pueblo como ocurrirá este diez de diciembre.
Durante todo el día se realizarán actividades alegóricas a la fecha con la presencia del talento artístico aficionado y profesional, como la anunciada a las nueve de la mañana en el parque Los Hexágonos para el lanzamiento de la Campaña de Comunicación Integral de Salud en la Adolescencia Decide tu juego o la convocada para las 11:30 a.m. en la cafetería de Micro 70, motivada por Un día pensando en mi abuelo.
No menos atractivos serán los espacios Entre voces y canciones, previsto para las 9:00 de la noche en calle 49, en el reparto 26 de Julio, y A mis raíces ponle corazón en el bosque de Abel Santamaría.
Ni las comunidades más distantes dejarán de divertirse como Geología, en La Demajagua, con Compartiendo alegría, al igual que Cuatro Caminos, donde habrá Asalto de amor, así como la Casa de Cultura de Atanagildo Cajigal con iniciativas cinematográficas y La Victoria con Mundo Verde.
Son solo algunos de los momentos para celebrar con júbilo cotidiano.
Para los cubanos los derechos humanos son el derecho a la vida, a la libertad y la seguridad de las personas; a la gratuidad de la Educación; el acceso pleno a la asistencia médica sin costo alguno y el bienestar de la persona y su familia, así como el derecho a la Seguridad Social.
“El Estado cubano reconoce y garantiza a la persona –afirma el Artículo 41 de la Constitución– el goce y el ejercicio irrenunciable, imprescriptible, indivisible, universal e interdependiente de los derechos humanos, en correspondencia con los principios de progresividad, igualdad y no discriminación.
“Todas las personas –amplía luego el 42– son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial, o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana”.
Como consagra el artículo 40, singular en el orbe, la dignidad humana “es el valor supremo que sustenta el reconocimiento y ejercicio de los derechos y deberes consagrados en la Constitución, los tratados y las leyes”.
Lo logrado con la Revolución lo dice con más elocuencia el Poeta Nacional, Nicolás Guillén:
“Cuando me veo y toco, yo,
Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser.
“… tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener.
“Tengo… que ya aprendí a leer,
a contar, tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar y a reír.
“Tengo… lo que tenía que tener”.
(*) Colaborador