Cuando cayeron Josué País García, Floro Vistel Somodevilla y Salvador Pascual Salcedo en desigual combate, frente a esbirros de la tiranía del dictador Fulgencio Batista, aquella tarde del 30 de junio de 1957, intentaron acribillar los sueños de quienes estaban convencidos de que Cuba sería libre y la lucha era indispensable.