Ni durante la ceremonia, efectuada en el Salón de Protocolo El Laguito, en La Habana, trasmitida por el Noticiero, alcancé descifrar su rosto, el del trabajador de Transporte Público, el chófer del “camello” o simplemente “El Mulo”, como muchos lo llaman. Quizá por esa manía que tienen los nasobucos de ocultar los rostros.