(…) armado más de valor que de acero. /Las cañas iban y venían/desesperadas, agitando las manos. /Te avisaban la muerte, /la espalda rota y el disparo. /El capitán de plomo y cuero, /de diente y plomo y cuero te enseñaban:/de pezuña y mandíbula, /de ojo de selva y trópico, /sentado en su pistola el capitán. […]