Iba yo por calle 24, tras el rastro del pan nuestro de cada día, cuando me encontré con el poeta Catalino Fuentes. Traía una barba que inevitablemente se le desparramaba más allá del nasobuco. Nos codeamos por saludo seguro y luego me dijo:
Iba yo por calle 24, tras el rastro del pan nuestro de cada día, cuando me encontré con el poeta Catalino Fuentes. Traía una barba que inevitablemente se le desparramaba más allá del nasobuco. Nos codeamos por saludo seguro y luego me dijo: