Margarita ya no sabe cuánta trampa poner. Cada noche taponea todas las hendijas que puedan existir en el balcón trasero de su apartamento, ubicado en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en aras de evadir esos aborrecibles roedores que, créame, no guardan relación con la historia del ratoncito Pérez. Pero no es esta vecina […]





 
 
 