Sin gallina no hay huevo

En franca recuperación se encuentra la rama avícola al calor del programa de desarrollo territorial aún en medio de las mayores limitaciones

En Isla de la Juventud se necesitan producir 21 millones de huevos blancos para abastecer al territorio. Dicha demanda es cubierta aquí desde el 2014, de forma estable luego del período especial –aunque antes se lograba aquí con eficiencia– y ello es posible gracias a la consagración, sistematicidad y dedicación de mujeres y hombres de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Avícola, perteneciente a la Empresa Ganadera, cuyos resultados los avalan como una de las mejores del país.

De acuerdo con la Estrategia de Desarrollo aprobada para el Municipio hasta el 2030, la intención es alcanzar una producción total de 25,3 millones de posturas, agregando más de cuatro millones de entre rústicos y de otras especies.

En ese sentido proyectan lograr una estabilidad productiva a partir del 2024, cuando completen la producción de huevos para ceba y materialicen las inversiones previstas en la granja de codorniz ponedora.

La producción de carne de aves también se pretende incrementar hasta alcanzar las 745 toneladas (t) en 2030, con el concurso de productores y de la granja especializada, quienes trabajan para aumentar la masa.

Pero, por fin, ¿quién llegó al mundo primero, la gallina o el huevo?

En la granja de remplazo-inicio y desarrollo, cuyo propósito es formar una pollona ponedora con calidad, buen peso y uniformidad para satisfacer las crecientes demandas de la población pinera, lo tienen claro, sin gallina no hay huevo, pero sin un colectivo abnegado tampoco.

GRANJA REMPLAZO-INICIO

Enclavada cerca del poblado Los Colonos, al oeste de Nueva Gerona, en la Granja Remplazo número uno Inicio, comienza todo. Tania Rodríguez Carrillo, su jefa, cuenta que allí reciben a los pollitos con un día de nacidos, trasladados aquí desde la planta de incubación Eduardo García Lavandero de Artemisa.

Los ubican en el primer nivel de la jaula a razón de 240 animalitos por jaulón, donde les proporcionan calor durante siete días, al octavo los desagrupan para el segundo nivel, a los 21 días al tercer nivel y por último al cuarto.

“Esta crianza comenzó con 47 869 animales de un plan de 42 000

–precisó Tania–, hoy contamos con 44 222, el por ciento (%) de viabilidad planificado para el mes es del 97% y tenemos el 99,7%, mientras el de viabilidad acumulada de 87% estamos en 92,4%, con un 5,4 por encima de lo planificado”.

Destacó Rodríguez Carrillo que en el año deben recibir 126 000 ejemplares, en este ya arribó a la Isla ese primer inicio en el cual les llegó más de 42 000, debido a que en 2021 solo les enviaron dos crianzas.

“Colocamos 60 animales por jaulón, la comida la distribuimos de cuatro a cinco veces al día al tiempo que extraemos las excretas de las bandejas a diario, para evitar la concentración de amoníaco en la nave. Clasificamos las aves por tamaño, en el primer nivel siempre se sitúan las más pequeñas que es donde pueden recuperarse con mayor rapidez, les brindamos una atención diferenciada con vitaminas y suplemento de hidrolizado complejo B.

“Les aplicamos todas las vacunaciones como la gumboro que es asistida y es la primera, la newcastle y contra la bronquitis infecciosa según corresponda”. De igual manera realizamos el corte de pico en el rango de siete a diez días para evitar el canibalismo entre ellas.

“En el 2021presentamos dificultades con la alimentación debido a la falta de materias primas en el país para la producción del pienso”. Este año sí han mantenido sus propósitos de pienso y ello se constata en los indicadores. En la etapa de uno a 28 días les corresponde consumir pienso inicio-polluelo, mientras de 29 en adelante les toca el pienso crecimiento-polluelo.

“Hoy las aves consumen este último porque sobrepasan los 70 días de edad. Además, los suplementamos con vitaminas para ayudar en la formación, sobre todo aquellas que contienen todos los componentes que pudieran faltarle al pienso”.

Allí permanecen hasta los 42 días de nacidos, luego son trasladados para la granja Remplazo-Desarrollo donde están de 43 a 112 días, cumplido ese ciclo van para la granja avícola Andrés Cuevas. La tecnología que hoy emplean es de procedencia china del 2008 y los propios trabajadores asumen las reparaciones de las jaulas ante la escasez de recursos.

Sin dudas se trata de una labor que exige consagración, sacrificio y un alto sentido de pertenencia, pues se labora todo el día. “Recibimos los animales en la noche o la madrugada, luego nos incorporamos a las 8:00 a.m. al quehacer cotidiano.

“La fuerza laboral es estable, el colectivo lo integran personas con muchos años aquí, la mayoría son mujeres. Tenemos compañeras jubiladas que hemos recontratado porque les gusta lo que hacen”.

A Tania la acompañan una técnica que atiende Salud y Producción, otra encargada de la Gestión Documental, 12 criadoras de aves (naveras), tres de Mantenimiento y seis Agentes de Protección.

“El personal tiene que estar preparado, trabajar con dedicación y amor por los animales para poder obtener loables resultados. Los custodios, por ejemplo, cuando concluyen su jornada permanecen en el centro y aportan en otras tareas como la siembra o la extracción de excretas, esta es una muestra palpable del alto sentido de pertenencia”.

A la par de su objeto social y respondiendo al llamado de la dirección del país, el colectivo aprovecha las tierras disponibles de la granja, alrededor de dos hectáreas, para sembrar alimentos; ya tienen plátano y preparan tierras para cultivar yuca, calabaza y boniato, mientras emplean la gallinaza para el abono de dichos suelos.

GRANJA REMPLAZO-DESARROLLO

No muy lejos de las instalaciones de la granja Inicio se encuentran las naves de la de Remplazo-Desarrollo, con capacidad para

37 600 animales, donde las pollonas permanecen de 43 a 112 días.

“Obtuvimos una viabilidad en la cría anterior muy buena –apuntó Tania–, tuvimos que mover una nave para las ponedoras y así poder desagruparlas. Cuando se desagrupa le es proporcionado espacio vital al animal y desarrolla muy bien convirtiendo de manera acertada su consumo de pienso.

“La clasificación de las aves es diaria. Luego se ejecuta el traslado para la ponedora, son ejemplares de primera calidad porque logramos desagrupar a ocho, siete, seis y hasta cinco por jaula.

“Hicimos una clasificación por peso vivo que aportó resultados positivos, al final en la ponedora es donde se evidencian con los elevados niveles de producción.

“El peso de los animales debe ser de 1 300 gramos (g), en el último pesaje realizado para la ponedora los ejemplares pesaron 27 gramos por encima de esa cifra. Las uniformidades del lote según los planes deben ser del 80%, hoy estamos entre el 85 u 87% según las naves”.

granja avícola Andrés CUEVAS

La granja avícola Andrés Cuevas, propósito ponedora, única de su tipo en el territorio, posee una capacidad instalada de 134 000 animales, cuatro lotes completados, de los cuales mantienen en el año uno en habilitación sanitaria y tres en producción.

Oladis Sierra Díaz, médico veterinario responsable de producción y salud en la Andrés Cuevas con más de 20 de experiencia allí, señaló que el bloque en habilitación sanitaria se prepara para recibir las pollitas. En esas instalaciones permanecen por un período de adaptación de hasta 175 días antes de pasar a la etapa de ponedoras, la cual se extiende de 12 a 13 meses.

“Durante el ciclo de adaptación consumen pienso prepostura

–especificó Oladis–, cuando entran a la fase de ponedoras entonces les corresponde el de ponedoras fase uno y fase dos ya finalizando. “Actualmente la granja posee 70 300 animales, una producción diaria de 46 000 huevos con un consumo de 7,5 t de pienso por jornada. El porciento de puesta oscila entre el 65 y 70%, estamos dentro de los primeros lugares del país”.

Ese centro cuenta con 67 trabajadores, el 30% son mujeres, cada nave es atendida por una fémina, mientras la faena de estibar y dar mantenimiento la ejecutan los hombres.

Mayelín Tamayo Herrera, criadora de aves, es una de esas damas encargadas de atender a las gallinas. En su rutina diaria Mayelín, desde que llega, “le echo agua a la cajuela, el químico desinfectante, reviso la nave para que no falte ningún animal, saco la mortalidad, les sirvo la comida, recojo los huevos y mantengo la higiene del local.

“Acumulo más de tres años acá, me gusta lo que hago, ahora tengo más de 5 000 gallinas, me encariño con ellas porque las traen pollitas y permanecemos con ellas hasta que cumplen su ciclo”.

Este es un colectivo sacrificado, laboramos seis jornadas a la semana y se descansa una.

“Todos los días en la unidad está presente un equipo de dirección. Es un proceso de producción continua. Tuvimos dificultades en los primeros meses del año con la cobertura de pienso, pero ya nos estamos recuperando y esperamos mejorar en los meses venideros”, aseguró Sierra Díaz.

Entonces queda claro, sin gallinas no hay huevos y sin un colectivo abnegado tampoco.

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Yuniesky La Rosa Pérez

Licenciado en Comunicación Social en la universidad Jesús Montané Oropesa, Isla de la Juventud

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