
Foto: Marianela Bretau Cabrera
“Muchacha, cuando regresamos y vimos… –hace una pausa mientras refleja gran tristeza en su rostro– ¿pero qué vamos a hacer? No vamos a llorar, ya tendremos otra casa”, dice el cocodrileño Raúl Moreno Roche observando con detenimiento el sitio donde estaba su hogar.
Una rústica puerta de madera en la cerca de entrada, retoños de matas de plátano y varios cocoteros bordean el piso pulido donde antes existían paredes de madera y techo de tejas, algunos apilados aún a un costado mientras la cama, casi deshecha, es lo único salvado en el lugar.
“Tiene las tejas encima porque estuvo lloviendo y para que no se mojara más se las pusimos”, precisa el pescador de 55 años, habitante de la comunidad, adonde llegué junto con un equipo de especialistas de la Vivienda, el IPF, Educación, Salud Pública y trabajadores sociales dirigidos por los viceintendentes Danay Vega Andarcio y José Luis Mangana Peralta.
Sentado en el portal de la casa de Estrella Figueredo Piñero –cocodrileña afectada también por el huracán Ian– encontré a Raúl minutos antes de mostrarme las ruinas de su morada. Ahora vive aquí junto al primo de ella, hasta tanto construyan la suya.
“Nos evacuaron en el pre Maceo (hoy centro mixto José Maceo) y cuando regresamos para acá la de ellos estaba en derrumbe total; a mí me afectó solo un poco, pues ya se encontraba en muy mal estado −comenta Estrella−, pero los hospedé aquí hasta que terminen su vivienda. Les pude dar albergue aunque la casita se esté cayendo y se moja adentro cuando llueve, porque al menos tienen un techo donde permanecer”.
Así la solidaridad se suma a la recuperación que avanza en diferentes frentes y aviva la esperanza en medio de los estragos.
“La derrumbó completa –subraya Raúl–; se jodieron el fogón, el frío, las camas…, no se salvó nada. Era de madera y llevaba más de 30 años. Menos mal que ella nos prestó unos colchoncitos”, y fija la vista hacia lo lejos.
Aunque gran parte de las viviendas en Cocodrilo sufrieron afectaciones tras el paso de Ian, los mayores daños se agrupan en 20 parciales de cubierta, cinco totales de cubierta y seis derrumbes totales.
La Dirección Municipal de la Vivienda distribuye materiales para los damnificados en el poblado, prioriza a los casos que más rápido puedan restablecerse y tiene prevista la edificación de su casa, así que será cuestión de poco tiempo para que Raúl y el primo de Estrella vuelvan a tener paredes y techo adonde regresar luego de pescar en la madrugada y así descansar.
“Sí, sí, yo confío”, afirma al preguntarle por la ilusión de tener pronto su vivienda. “Tendremos una casa otra vez, lo sé”, asegura. Parece increíble su total tranquilidad a pesar de haber perdido todo lo material que poseían, mas la naturaleza es así, “con esa nadie puede”, asevera sin dejar de perder la fe ni la voluntad para hacerla realidad.

Foto: Marianela Bretau Cabrera

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