Según declaraciones del Doctor en Ciencias Biomédicas Heenry Luis Dávila Gómez, quien obtuvo el Premio Anual de Salud Pública 2024 en la categoría de Tesis Doctoral
Investigar le apasiona. Se lo inculcó su abuelo paterno, una persona autodidacta y quien lo acompañó siempre en su formación. Al comenzar en la vocacional en su natal Sancti Spíritus cargaba consigo esa motivación por escudriñar el campo de la Química y la Biología; ya en la carrera de Medicina tuvo un vínculo más estrecho, sobre todo, con la Biología Molecular y la Bioquímica. Con esa vocación llegó a la Isla de la Juventud hace más de 20 años.

Una noticia que hace unos días conmovió a Cuba y a este municipio me hizo contactarlo, pensé que sería difícil, pero no. En medio de sus tantas ocupaciones accedió, lo organizamos hasta que lo tuve frente a mí en su oficina en la Facultad de Ciencias Médicas.
Su locuacidad, sosiego y modestia no solo sorprenden, sino que facilitan nuestra conversación, la cual fluye como esa agua de manantial que emerge espontánea en la superficie de la tierra. Al hablar casi siempre lo hace en plural.
Siempre he tratado de que las investigaciones realizadas tengan correspondencia con los problemas de salud presentes en la población. Reconforta saber cómo desde la investigación mejoramos cuanto hacemos cada día y eso nos sirve para retroalimentarnos, buscar nuevas ideas, opciones.
Expresa el Doctor en Ciencias Biomédicas Heenry Luis Dávila Gómez, quien obtuvo el Premio Anual de Salud Pública 2024 en la categoría Tesis Doctoral durante el evento más prestigioso del sector y donde el ministro de Salud, José Ángel Portal Miranda, catalogó a los premiados como verdaderos paradigmas de la medicina cubana.
Para nosotros siempre es una experiencia nueva. He tenido la posibilidad de concursar en tres modalidades diferentes. En el 2017 obtuvimos mención en la categoría de Investigación Básica que dio génesis al proyecto de investigación sobre el cual versó mi formación doctoral en Ciencias Biomédicas.
Luego, en el 2023, logramos otra mención en la categoría de Tesis de Especialidad al ser el tutor de la doctora Eliany Regalado Rodríguez y ahora, en el 2024, ganamos el premio en la categoría Tesis Doctoral.
Siendo honesto, no sabría decirte si fui el más joven de los premiados, pero el principal valor está en que de manera histórica los premios se adjudican a los grandes centros de investigación porque ese es su objeto social, dígase el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí o el Centro de Ingeniería Genética; por ello merecerlo tiene un valor adicional.
En la categoría que participamos se presentaron al concurso nacional 86 tesis doctorales y de ellas fueron seleccionadas ocho al concurso final; de estas últimas se emitieron cuatro menciones e igual cantidad de premios.
Es importante que se entienda el alcance de la investigación porque, aunque hace más de 200 años se realizan conizaciones, en aquel momento no tenía la importancia que tiene ahora debido al cúmulo de mujeres que tienen lesiones significativas en el cuello uterino sin haber completado la reproducción.
Hace 50 o 70 años era difícil encontrar una mujer en etapa inicial del cáncer de cuello, con un NIC 3 o un carcinoma in situ que tuviera 20, 22 o 26 años, pero en la actualidad es muy frecuente.
Puedo decir que en los últimos diez años más de la mitad de las diagnosticadas en la Isla en la etapa inicial del cáncer y que son operables están en edades reproductivas, entonces en estas pacientes el cono tiene una importancia superior porque cada vez son más las que necesitan un tratamiento quirúrgico.
Si nosotros consideramos que cada vez hay menos natalidad en Cuba y, por supuesto, en la Isla de la Juventud –en el 2024 tuvimos menos de 600 nacimientos–, nos damos cuenta de la importancia del cono, pues es una técnica quirúrgica demostrativa de curación.
De ahí que la tesis consistió en confeccionar dos modelos de predicción matemática, uno un poco más complejo que otro, pero ambos con una efectividad diagnóstica similar. Nos permite como médicos definir qué paciente tiene más probabilidades de beneficiarse de una u otra.
Cuando el cono no resulta es preciso hacer la histerectomía y una vez realizada la privas no solo de la posibilidad de tener hijos sino también de presentar cambios en el aparato ginecológico, predisposición a ciertas enfermedades en la adultez como las neurológicas degenerativas y las cardiopatías isquémicas, relacionadas con la menopausia precoz.
Además, hay un grupo de estas mujeres que sin duda su vida cambia en el orden personológico y familiar; algunas, incluso, ya no podrán incorporarse a la vida social y económica de alguna manera; tampoco podemos olvidar que la histerectomía es un proceder que lleva ingreso, mayores costos hospitalarios.
Tales modelos de predicción matemática posibilitan mejor precisión diagnóstica porque lo fundamental siempre será brindar la mejor opción terapéutica, sin comprometer la calidad de vida de la paciente, nuestra razón de ser.
No hay antecedente de una propuesta similar en Cuba, es la primera vez que se presenta para este tipo de enfermedad; además, las existentes a nivel mundial no se ajustan al contexto de cómo el Sistema de Salud cubano lleva el Programa Nacional de Patología de Cuello; de ahí que sea aplicable no solo en el país sino en otras regiones, sobre todo en aquellas en vías de desarrollo.
Siempre recuerdo a una paciente que cumple años el mismo día que yo, el 27 de octubre. Le hicimos un cono debido a un carcinoma microinfiltrante porque no era tributaria de la histerectomía, tiene un dispositivo electrónico cardiovascular y someterla a una cirugía era muy complejo; ella desde hace más de diez años se muestra sana, no tiene ninguna enfermedad residual y cada vez que tenemos consulta me da una inmensa satisfacción.
¿Siempre tuvo claro que se especializaría en Ginecología?

No, no. Al graduarme hice Medicina General Integral en el poblado La Victoria, allí fui médico tres años y lo recuerdo con alegría. Después comencé a estudiar Neurocirugía porque siempre me gustaron las especialidades quirúrgicas, pero por determinadas razones de la vida no continué, regresé al territorio y como también me gustaba la Ginecología
la inicié.
Esta es de las pocas que lo mezcla todo, lo mismo ves a una niña que una persona adulta, tiene un perfil clínico y quirúrgico; atiende los eventos más importantes de la vida de una persona como el nacimiento, aunque desafortunadamente en ocasiones acompañas la muerte, sobre todo con pacientes con cáncer. De hecho, mi examen estatal para hacerme médico fue en la especialidad de Ginecobstetricia.
No voy a decir que me alegro de no ser neurocirujano, pero sí de ser ginecólogo. Me he dado cuenta de que hice una buena selección, me apasiona mucho lo que hago, es una realidad y dentro de mi especialidad, a parte de la patología del tracto genital inferior, el tratamiento del cáncer es algo a lo que sí quisiera dedicarle mi vida profesional.
¿Cómo se las ingenia Heenry para ser decano de la Facultad de Ciencias Médicas, atender la consulta de patología de cuello y atender la familia?
Es complejo, a veces hasta a mí mismo me preocupa. Trato de ser lo más económico posible con los tiempos, no me gusta ser informal, pero en ocasiones me cuesta mucho trabajo por lo difícil que se tornan todas las tareas.

He tenido la suerte de contar con un buen acompañamiento de mis padres y mi actual familia: mi esposa y mis dos hijos, aunque son tres porque una no vive en el país; ellos me consumen un tiempo muy bonito y útil.
Trato de buscar un equilibrio y por fortuna las personas que se relacionan con la organización de mi tiempo me apoyan en gran medida; igual la Dirección de Salud Pública y mis compañeros en la Facultad, donde ya había formado un buen equipo de trabajo. Nos hemos insertado muy bien, eso facilita cumplir con las tareas.
En la consulta de Patología de cuello tengo una guerrera, una Mariana, Moraima, mi enfermera, con vasta experiencia y conocimiento, son casi 15 años trabajando juntos; con ella he aprendido tanto como en los libros y ojalá la tuviera al lado siempre.
A lo anterior se suma un esfuerzo personal significativo que merece el hecho de contribuir a la formación de las nuevas generaciones y seguir haciendo esas cosas que nos apasionan en la Medicina.
Entre mis metas están trasladar mis experiencias a los estudiantes y contribuir a que otros galenos también puedan avanzar, tanto en mi especialidad como en otros campos porque los admiro como profesionales, tuvieron mucho que ver con mi formación.
Un día, de una manera muy sana, me dije cuando le entregaban a un grupo de médicos el título de especialistas de II grado: ‘¿cuándo me lo darán a mí?’, a ellos los veía y todavía los sigo viendo como mis profesores paradigmas, pero me fui abriendo camino y hoy soy Doctor en Ciencias Biomédicas; sin embargo, los sigo mirando como mis profesores porque cada uno de mis logros tiene un pedacito de ellos.
La vida va pasando, las realidades van cambiando y de la misma manera que esas personas fueron útiles para ti, es sensato que uno les retribuya. No me lo preguntaron, pero de la Isla no pienso irme, esa decisión no pasa por mi mente, ni en lo personal ni en lo profesional. Es verdad que mi familia es de Sancti Spíritus, pero acá echaré raíces.
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