Saturnino, el imprescindible (+Video)

Sabía del homenaje que le harían. Lo contacto, le hablo de la entrevista y con esa modestia que le distingue asiste con la cabeza. Cuando subió al escenario a recibir el reconocimiento por sus 50 años de bregar en la Empresa Eléctrica el cine Caribe se colmó de aplausos.

Foto: Yoandris Delgado Matos

En esas palmadas prolongadas estaban implícitos el cariño, respeto y la admiración por Saturnino Duvergel Bueno, quien a pesar de sus más de 70 años y los peligros de su profesión no renuncia al traje de liniero.

De nuevo lo tuve frente a mí. Cargaba una emoción que brotaba por los poros y hasta sus ojos inundados de lágrimas eran testigo de la mezcla de sentimientos que experimentaba este hombre más que noble porque se ha convertido en esos imprescindibles que luchan toda la vida.

Soy de Guantánamo y llegué a la Isla a visitar a una hermana que tenía acá, me gustó el ambiente, el ímpetu de los jóvenes que se ocupaban de transformarla y me quedé. Por compañeros míos que trabajaban en la Empresa Eléctrica comienzo en la entidad en 1974, pero este no era mi perfil, provengo de una familia azucarera.

Pensé que sería por poco tiempo y mire ya por cuántos años voy. Pasé varios cursos, pero me quedé en la línea, fue lo que más me gustó y eso conllevó a preparaciones hasta en la capital del país, eran bien fuertes; desde el ’76 mi desempeño siempre ha sido como liniero.

En aquel entonces trabajé mucho en la electrificación de escuelas en el campo; mis manos han estado en gran parte de estas, bueno, desde que se construyó la número dos hasta la 62, y eso lo digo con mucho orgullo.

He tratado de ser integral, de estar donde haga falta, ya sea dentro o fuera de la entidad, del territorio, incluso, hasta del país porque cumplí misión internacionalista en la República Popular de Angola y Venezuela, donde hemos puesto en alto el nombre de Cuba, pues desandamos zonas casi inaccesibles para llevar a los pobladores el servicio eléctrico.

Como liniero tengo muchas experiencias, pero recuerdo el impacto que causó al sistema local el huracán Gustav, aquello fue tremendo, acabó. Desde que vivo en el municipio creo que han pasado más de diez eventos meteorológicos; sin embargo este, para mí, ha sido el más devastador, casi no quedó un poste en pie, permanecimos varios días sin electricidad.

No obstante, como siempre, a pulmón y corazón hemos trabajado a deshora para recuperarnos de manera rápida y después, casi siempre, salimos a apoyar a otras provincias. Esta ha sido una dinámica de trabajo del sector eléctrico.

Así he intercambiado experiencias con compañeros de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Santiago de Cuba…, bueno, en casi todas, y eso también ha sido importante en mi desempeño.

Foto: Yoandris Delgado Matos

Yo intento resumir mi vida laboral en estos 50 años, pero un liniero no se forma de un día para otro, hay que estar en la caliente, en las alturas, en lugares intrincados y en ocasiones hasta cuando el agua te llega al pecho porque si en esa zona queda una línea interrumpida, debe ser reparada.

Por eso, para serlo, primero tiene que gustarte, no les debes tener miedo a los riesgos, hay que ser sacrificado porque lo mismo puedes trabajar en el campo que en las ciudades, bajo el sol o la lluvia; laboramos con líneas energizadas, con el circuito en activo, hasta 13 000 voltios.

Es un oficio muy peligroso, eso lo sabemos y lo llevamos presente cada día cuando salimos en los carros de la entidad. Pero si nos cuidamos, adoptamos todas las precauciones, utilizamos de manera correcta cada uno de los medios de protección, disminuimos mucho el riesgo de accidente; por suerte, por acá no son muy frecuentes y somos reconocidos por ello.

Laborar en difíciles circunstancias y a veces con limitación de los recursos indispensables en esta tarea, exigen conocimiento técnico, habilidades, disciplina y sobre todo del quehacer en equipo para cuidarse y proteger a los integrantes de cada brigada.

El liniero debe escuchar a los más veteranos, hacer lo que conoce y no experimentar con lo desconocido porque cualquier imprudencia le puede costar la vida. Nosotros siempre decimos en nuestro argot que esto es un trabajo de hombres, de hombres duros, fuertes.

Esto lo digo sin demeritar el quehacer de las mujeres. Aunque en el territorio todavía no tenemos, en otras provincias sí existen linieras, lo cual quiere decir que ellas también pueden, de hecho están a la par nuestra no solo en la Eléctrica sino en muchísimos frentes, lo hacen muy bien y lo demuestran día a día. Eso es digno de reconocer.

Ahora me dedico a formar a los jóvenes, trasmitirles mis experiencias. Ya hemos preparado a varios, ello nos ha dado la posibilidad de crear nuevas brigadas ante el déficit de personal que hemos tenido, avanzar en las inversiones propuestas y mejorar en la calidad del servicio.

Foto: Yoandris Delgado Matos

De igual manera me ocupo del grupo de guardia eléctrica, encargado de atender todas las averías que se presenten en la Isla, tanto en el sector estatal como residencial; somos los primeros en llegar cuando llaman a la empresa ante alguna dificultad con el servicio.

¡¿Dejar de ser liniero?! Creo que nunca, mire la edad que tengo, los años de permanencia en la empresa y todavía estoy dispuesto a continuar aportando, sobre todo conocimiento y compromiso. Además, hay una generación a la que creo le hago falta. Así que hay Nino pa’ rato.

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Isla de la Juventud
Karelia Álvarez Rosell
Karelia Álvarez Rosell

Licenciada en Defectología en la Universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo con más de 30 años en la profesión.

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