REVENDER, ¿palabra de orden?

Hace poco viví en carne propia, como otro vecino del reparto Juan Delio Chacón Aldana, la feísima experiencia de que alguien, sin esfuerzo alguno y con toda la desfachatez del mundo, pretendiera sacarnos unos pesos de más.

Foto: Tomada de internet

Ambos nos paramos frente al vendedor de plátanos burro y ante nuestros ojos vino un inescrupuloso y nos dijo: ‘Esto se va a vender ahora allí’, y con toda la inocencia del mundo fuimos detrás de él; caminó unos pocos metros desde la plazoleta hasta frente a la carnicería y cuando fuimos a pagar ya no costaban los 100 pesos que nos había dicho alguien que cuadras atrás llevaba los suyos en la mano, sino 150. Ambos nos miramos y los devolvimos, mas esta redactora no pudo quedarse callada y le dije: ‘¿En serio?, ¿pero serás descarado’? Y sí, descarado era, además de una visible lacra de esta buena sociedad socialista nuestra.

Eran más de las seis de la tarde, no estaba el Jefe de Sector, así que muy campante a todo el que llegó detrás se los revendió. Tal pareciera que revender se ha convertido en palabra de orden, o moda, y no es solo por este caso, es que tanto en mi comunidad, como en Gerona y donde quiera que uno va lo que sobreabundan son personas que se dedican a este fin que ya parece un emprendimiento, oficio o forma de mantenerse sin trabajar de manera honrada como el resto de los mortales.

Cierto, se acciona por proteger a los consumidores y unas veces más que otras se ven en plena faena los cuerpos de inspectores y también agentes de la Policía Nacional Revolucionaria, pero igual es insuficiente ante su crecimiento abismal.

Tiempos dificilísimos vive el pueblo cubano; desabastecimiento, carencias de todo tipo…, situación que ha dado pie a que tanto dentro de las viviendas como en portales o la calle se expenda cualquier tipo de mercancía, unos “con papeles” como decimos en buen cubano, la mayoría jugándole cabeza al Estado y extorsionando los bolsillos de los demás.

El tema revendedores tiene mucha, pero mucha tela por donde cortar. Solo un pequeño detalle en el caso de quienes habitan en Chacón es que al parecer los negocios particulares aprobados y los que no, que existen allí, están diseñados para revender, pero a lo grande, sin contar las figurillas desalmadas como el de los burros.

¿Se puede hacer más para al menos disminuir la cantidad de revendedores y que no sigan proliferando? Claro, se puede y se debe en aras de que el pueblo trabajador no sienta la asfixia imperante. Recordemos que ellos, en su mayoría acaparadores, así como los coleros, además de poner en detrimento aún más la economía familiar, también vienen a elevar las indisciplinas sociales y las ilegalidades.

Otros artículos del autor:

Isla de la Juventud Opinión
Yojamna Sánchez Ponce de León
Yojamna Sánchez Ponce de León

Licenciada en Literatura y Español en la universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo

Colaboradores:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *